San Francisco, EU, (EFE).- El reinado de la tradicional Barbie ha tocado a su fin, y en su lugar unas muñecas con ropa tan provocativa que no desentonaría en los barrios de prostitución de cualquier ciudad hacen ya furor entre las niñas estadounidenses.
La remilgada Barbie está de capa caída: los pantalones ultra ceñidos un palmo por debajo del ombligo, abundantes escotes al estilo Jennifer López, vaqueros gastados y rotos, maquillaje chillón y expresión insinuante son ahora lo más "in" entre las niñas de entre ocho y doce años.
Se trata de las nuevas muñecas Bratz, que se fabrican en varios tipos que representan otras tantas etnias con el mismo denominador común: cuerpos tan imposibles como los de las modelos de la casa de lencería Victoria Secret y ropa tan provocativa como la que lucen los mitos del pop actuales.
Desde que MGA Entertainment, un fabricante de California, las introdujo en el mercado, hace poco menos de un año, las Bratz han revolucionado el mercado de las pre-adolescentes (entre ocho y doce años), y ya cuentan con un 31,7 por ciento del mercado, según la firma de análisis NPD.
Los analistas creen que serán un bombazo estas navidades, ya que consideran que los juguetes han atinado con los complicados gustos de este grupo de edad.
Mientras que los niños se entretienen con los vídeo-juegos o muñecos tipo súper-héroe, las niñas son más complicadas y se debaten entre los infantiles peluches y las menos inocentes canciones de Britney Spears o Cristina Aguilera.
Mattel (fabricante de Barbie) también se ha puesto las pilas para hacerse con el favor de las niñas con "My Scene Dolls" -entre las que se incluye Madison, con un aire ligeramente hispano- y sobre todo las muñecas Flava, decididamente Hip-Hop.
Las Flava son urbanitas y discotequeras, e incluyen incluso su propia pared de graffiti y un vestuario con leotardos con dibujo pantera o botas de plataforma que parece recién sacado de un vídeo de MTV; en comparación, Barbie tiene aspecto de no haber roto un plato en su vida.
La precocidad de las muñecas ha llegado incluso a Pleasant Company, los fabricantes de las tradicionales "American Girls", que también se han puesto al día con Kailey, una surfista que llega con su traje de neopreno y tabla, lista para lanzarse al agua y ser blanco de todas las miradas. Las muñecas representan, en suma, todo lo que una madre no desea para una hija.
"Por lo menos las Barbies tenían ocupaciones", señaló Lynn Gordon, abogada de San Francisco y madre de Maria, una niña de diez años, apasionada por las Bratz. "Estas muñecas no tienen nada que hacer más que ligar y arreglarse", señala Gordon.
Para otros padres, es positivo que las muñecas representen diferentes culturas y se asemejen a personajes en boga. Además, los rasgos exagerados de las muñecas, con grandes cabezas, ojos de cervatillo y cuerpos esqueléticos, les dan un aire de personaje de cómic alejado de la realidad. "Estas muñecas son más saludables que Barbie", señaló la psicoanalista especializada en niños Claudia Paradise al "New York Times".
Para Paradise, las niñas no pretenden tener una imagen como la de las muñecas, ya que son conscientes de que sus cuerpos famélicos no pertenecen al mundo real. Paradise cree que las muñecas no representan un mayor problema para la autoestima de las niñas que personajes de ficción como, por ejemplo, la Sirenita.
Sea como fuere, reconoce Gordon, las madres no tienen más remedio que ponerse al día, y aceptar la realidad.