El grupo Kool-Naal participaen las fiestas patronales, bautizos y enlaces nupciales
CUCH-HOLOCH, YUC.- Los encontramos en un cuarto de paredes blancas. El ambiente húmedo, tropical, se vuelve más agradable cuando entra el viento. Los músicos toman los instrumentos y comienzan a tocar. Música alegre, festiva, bailable.
Algunos de ellos balbucean español. El maya es su lengua. Y hay quien, como don Valentín Yah Pool -el creador de la música y las letras del grupo Kool-Naal (milpero)-, no habla más que su idioma madre.
Bromean entre sí. Luego interpretan otra canción, mientras uno mueve el “bote” sin querer. Por el resquicio de la puerta asoma la hoja verde de un árbol, la tierra café se cuela por los resquicios y mancha la ropa de manta blanca de los músicos que traen sus sombreros de palma.
Comenzaron su actividad musical en 1988. Los fundadores fueron Valentín Yah Pool y Manuel May Tzec, quienes desde niños habían gustado de las actividades artísticas. Participaban en el carnaval y en las “veladas” de las escuelas. Después se les unió Antonio Canul Uicab, quien ahora es el representante del grupo.
Entonces comenzaron a trabajar con mayor frecuencia y a vivir las vicisitudes de las giras: “te dicen que hay comida y no hay, que te van a pagar el transporte y a la mera hora, nada. Por eso no podemos decir que vivimos de esto, no, la música nada más es para pasar un buen rato. Cada uno tenemos nuestra chamba, algunos de jornaleros, otros en los servicios”, explica Canul.
Y es que para los mayas, la música y la danza son indispensables para la preservación de sus tradiciones. Cornelio (acordeón) tiene casi 20 años, es el más joven del grupo, y dice que la música le permite cumplir con sus tradiciones, lo que a la comunidad le gusta. “Es algo que no se debe perder. Lo que nosotros tocamos es algo que nace en el grupo, es pura canción maya”.
Para crear la música del grupo se reúnen todos los integrantes, discuten temas, necesidades, y Don Valentín los escucha, finalmente él es quien va a componer las piezas. “Retoma las características de la música antigua, porque a final de cuentas es lo que queremos preservar”, señala Antonio Canul.
Cornelio retoma la palabra, cuenta que cuando le dijeron que entrara al grupo no quería aceptar porque le daba vergüenza, “pero cuando vi que toda la gente estaba animada bailando con nuestra música, entonces empecé a sentir gusto”. Hasta el momento, Don Valentín ha compuesto cinco canciones para el este conjunto, el resto, dice Antonio, “es música de los antiguos, que hemos venido rescatando aunque con ciertos cambios que le hemos hecho, pero manteniendo las letras en maya”.
Don Valentín escucha indiferente la charla, sentado en un tronco de árbol que se ha vuelto su lugar preferido. Cuando oye que se habla español, él se desentiende y prefiere pensar en la música que ha estado ensayando.
Gracias a un traductor, podemos hablar con él. Don Valentín dice que le interesa la música que esté basada en la jarana, no le gusta la música triste, “y aunque sea una canción ranchera, la hago jarana, con el zapateado y todo eso”. Sus inicios como músico fueron en su infancia, cuando participaba en las comparsas de la comunidad. En esas fiestas él tocaba la armónica. “Yo no sé nota, todo lo saco de oído, escucho una canción y la imito con mi instrumento”.
Pero aunque el grupo hace música tradicional, comenta Cornelio, “la música está adaptada a nuestro tiempo, con un ritmo que nos toque a nosotros. Tenemos sonidos nuevos”. Los temas de las canciones se refieren a la vida cotidiana de la comunidad, a las cosechas del maíz, las fiestas de los pueblos, el enamoramiento de una mujer. Tienen canciones como Mi linda muchachita y Linda Petrona.
“Nuestra música nunca es triste, siempre es alegre”, dice Cornelio, quien también muestra orgulloso la grabación de una cinta con su música, que hicieran con recursos del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC).