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NASA buscará la primera luz del universo

HUNTSVILLE, Alabama (AP).- La NASA construye el espejo de un telescopio capaz de detectar la primera luz del universo que apareció repentinamente hace unos 11.000 millones de años, pero es invisible al ojo humano.

El espejo deberá ser capaz de estar ubicado a casi 1,6 millones de kilómetros de la Tierra y tener la suficiente resistencia como para doblarse menos del ancho de un cabello humano.

¿Suena como ciencia ficción? En un espacio de trabajo oculto en el Centro Marshall de Vuelo Espacial, técnicos de la agencia espacial prueban dos prototipos de espejos diseñados para lograrlo.

El telescopio espacial James E. Webb, que costará 824,8 millones de dólares, no será lanzado antes del 2011. Pero el sucesor del telescopio espacial Hubble ya lleva ocho años en construcción, ya que se requería tiempo para que la tecnología pudiera hacer viable la visión de los científicos.

"Lo llamamos el factor risa. Cuando uno empieza a hablar sobre colocar un espejo como este en el espacio, la gente se ríe", dijo Philip Stahl, un científico del Marshall a cargo de asegurarse de que la óptica del telescopio funcione de forma correcta al estar en órbita.

El Telescopio Webb -que lleva el nombre del director de la NASA durante el programa Apolo de exploración lunar- es operado por el Centro Goddard de Vuelo Espacial en Maryland, y el principal contratista es Northrop Grumman Space Technology. A fines del año la NASA planea elegir uno de los prototipos de espejos construidos por la Eastman Kodak Company y por Ball Aerospace, las cuales compiten para vendérselo a la agencia espacial.

Se eligió el centro Marshall para probar los espejos porque tiene una cámara de pruebas lo suficientemente grande como para contenerlos, pues miden casi lo que una casa de dos pisos, y capaz de alcanzar las temperaturas super frías que enfrentarán en el espacio exterior, unos 223 grados centígrados bajo cero.

Como el telescopio busca detectar la radiación infrarroja, el calor, que es invisible, debe ser colocado en una ubicación fría en el espacio para evitar que emita -y por lo tanto detecte- su propio calor, dijo Stahl.

"Es como intentar conducir un automóvil en dirección de una puesta de sol", dijo. "Es difícil ver el camino cuando uno recibe mucha luz reflejada. Y especialmente si usted tuviera sucio el parabrisas... con muchos insectos aplastados contra él. Eso provocaría que le costara trabajo ver la imagen".

Para mantenerse frío, el telescopio tiene que ser enviado a unos 1.512.460 kilómetros de distancia de la Tierra, cuatro veces más lejos de lo que se encuentra la luna. Los astronautas no pueden viajar tan lejos en el espacio, así que la NASA tendrá una capacidad limitada para corregir problemas en los espejos una vez que estén en órbita, dijo Stahl.

Ese hecho, junto con los problemas -muy conocidos por el público- que tuvo la agencia espacial con las primeras imágenes del muy publicitado Hubble, hacen que sean necesario realizar muchas pruebas mientras está en tierra.

"Quiero decir, con el James Webb no vamos a repetir los errores que cometimos con el Hubble. Tendremos nuevos errores", dijo Stahl. "Aún no sabemos cuáles serán, pero les prometo a los contribuyentes fiscales que los habrá, porque no es posible realizar lo que estamos haciendo sin cometer ninguno".

Una protección en caso de un error grave es un costo relativamente bajo. Un precio de 800 millones de dólares puede no sonar como una ganga, pero es menos que el costo de dos misiones tripuladas para darle servicio al Hubble, que cuestan unos 500 millones cada una.

Aún así, la idea es que funcione bien a la primera vez por medio de pruebas exhaustivas. Parte de esos exámenes incluyen intentar predecir cómo se combará el telescopio bajo temperaturas tan frías y sin los efectos de la gravedad. El margen de error es infinitesimal: el problema con el Hubble, dijo Stahl, fue una cuestión de seis micrones de variación en la delgadez del espejo; un cabello humano promedio mide unos 200 micrones de ancho.

Puesto de otra forma, si el espejo fuera del tamaño de los Estados Unidos, excluyendo Alaska y Hawaii, la montaña más elevada sólo podría ser de la altura de una pelota de softbol, unos 10 centímetros.

Estas son medidas y problemas que abruman la mente, pero tome en consideración el objetivo del telescopio Webb. Comenzará por mirar a las regiones más alejadas del espacio observadas por el Hubble e intentará ver a una distancia de entre unos 10.000 millones a 11.000 millones de años luz de distancia. Los científicos creen que eso los pondrá a 500 millones de años de la primera luz emitida en el universo.

Los astrónomos creen que esa primera luz -provocada por las explosiones de las primeras estrellas, unos 2.000 millones de años después de la Gran Explosión (conocida también como Big Bang)- fue lo que creó los elementos necesarios para la vida: carbono, oxígeno, nitrógeno y otros más.

"Después de ese punto pueden comenzar a formarse los planetas, y aún más importante, iniciar la formación de moléculas orgánicas de las que se originó nuestro tipo de vida", dijo Dimitar Sasselov, astrónomo del Centro de Astrofísica Smithsonian - Universidad de Harvard.

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