Coincidirá usted conmigo en que los mejores negocios son aquellos que además de que satisfacen una necesidad sentida, son de alguna manera ineludible para los sufridos consumidores.
Hablando de los que para un hombre barbado se refiere, rasurarse tarde que temprano lo tendrá que hacer máximo si el individuo se precia de pulcro y alineado. De esto se ha generado un negocio cuyo mercado es de tan solo seis billones de dólares, me refiero al negocio de las rasuradoras tanto en la versión de las eléctricas como de las manuales, de lo que se ha convertido en lo que se pudiera llamar una carrera entre los consumidores que ya no quisieran gastar tanto en rastrillos y hojas de afeitar como de las empresas que los producen que quisieran lograr más ingresos provenientes de sus cautivos clientes.
Anote usted en su anecdotario, hay tres grandes empresas a nivel mundial de todo mundo conocidas líderes en éste business dos de ellas norteamericanas y una francesa que han podido subsistir pacíficamente cuando menos en apariencia.
Algo de repente sucede que de seguro va a provocar que la convivencia pacífica sufra una crisis y esto va a estar representado por la recién emergencia de los rastrillos desechables. La posible guerra se va a dar en modelos y en precio de manera que prepárese para sacar beneficios de esta guerra que se avecina. Se va acordar... de mí, sí de repente llega a observar que el rastrillo va gratis en la compra de las navajas.
Lo que venga está por observarse, manténgase atento, no se lo pierda, alerta todas las unidades, no se separe de la observación ante esta próxima embestida tecnológica en materia de rasuradoras, rastrillos y navajas que cortan se lo digo hoy para que lo entienda hoy mismo...
Piense asertivamente y acertará.