Reuters
JOHANNESBURGO, SUDÁFRICA.-Estrellas de Hollywood y líderes políticos se unirán esta semana a los millones de sudafricanos que celebran el 85 cumpleaños de Nelson Mandela, símbolo de las esperanzas del país.
Oficialmente, el cumpleaños de Mandela este viernes será un asunto de escasa importancia, celebrada con unos cuantos coros de "Cumpleaños feliz" por grupos de escolares y jugadores de rugby, un concierto de una banda militar y una tarde tranquila en casa con su familia.
El sábado, sin embargo, se prevé que unas 1,600 personas se reúnan en el auditorio de Johannesburgo en la celebración del cumpleaños del anciano estadista africano.
Los organizadores han mantenido en secreto la lista de invitados, que se rumora incluye a admiradores de Mandela como el ex presidente estadounidense Bill Clinton, la presentadora de televisión Oprah Winfrey o los músicos Barbra Streisand o Michael Jackson.
"Todos los invitados tienen una relación particular con el señor Mandela", dijo la Fundación Mandela en un comunicado.
Junto con miembros de realeza y líderes gubernamentales, se espera que al banquete asistan el cocinero y jardinero de Mandela, en la mayor celebración de aniversario desde que cumplió 80 años casándose con su tercera esposa, la ex primera dama mozambiqueña Graca Machel.
BAJANDO EL RITMO
Mandela, que pasó 27 años en prisiones del régimen "apartheid" y guió personalmente al país a la democracia en 1994, aún mantiene una agenda que dejaría exhausto a un hombre de la mitad de su edad.
Pero cuatro años después de abandonar su cargo como primer presidente negro de Sudáfrica, Mandela está reduciendo sus actividades, lo que inquieta a muchos de los que consideran al Premio Nobel un estandarte moral para la democracia multirracial de Sudáfrica.
La inevitabilidad de la muerte de Mandela quedó subrayada a principios de este año con el fallecimiento de Walter Sisulu, de 91 años, que fue su mentor en el Congreso Nacional Africano.
Pese a que camina con dificultad y es un habitual de las siestas vespertinas, Mandela no tiene pelos en la lengua.
La guerra encabezada por Estados Unidos contra Iraq despertó su ira —dijo que el presidente George W. Bush era un hombre que no "puede pensar adecuadamente"— y también llevó a cabo una intensa campaña para incrementar la concienciación respecto al Sida en Sudáfrica, donde hay infectados cerca de cinco millones de personas.
Además, ha recaudado millones de dólares para construir escuelas y hospitales en las zonas rurales pobres del país, actuó como mediador en la guerra civil de Burundi, y ha continuado difundiendo su mensaje de reconciliación racial en un país donde las cicatrices del "apartheid" siguen abiertas.
Declarándose dichosamente feliz en su tercer matrimonio, Mandela pasa épocas en Maputo o en una granja, donde trabaja en una continuación de su muy vendida autobiografía.
En una reciente entrevista televisiva sobre su vida, Mandela fue sucinto: "Es importante llevar felicidad a las personas... eso te hace también feliz".