A LA MEMORIA DE: María de los Ángeles Deras, Cecilia Covarrubias, Martha Arguijo, Leticia García, María de Jesús Valenzuela, Ericka Pérez, Silvia Rivera, Rosania López, Rosario Cordero, Araceli Muñoz, Angélica Rosales, Rosa Ríos y Eréndira Buendía.
Hablar sobre las muertas de Ciudad Juárez es un tema que venimos oyendo los últimos años y desgraciadamente nuestra memoria es muy selectiva y corta y preferimos que este tipo de hechos no nos afecte en nuestra cotidianidad, pero la realidad es que 326 mujeres que han sido cruel y salvajemente asesinadas en Ciudad Juárez, mujeres entre doce y 30 años de edad, una mujer cada 12 días durante 10 años y al día de hoy aún no hay culpables sentenciados purgando una pena en alguna prisión del Estado de Chihuahua.
¿Por qué nos deben importar estos hechos si Ciudad Juárez está lejos de nosotros? Porque son mujeres y porque nosotras no podemos ser indiferentes a estos hechos y dentro de este mundo actual, nada, absolutamente nada está lejos y además se estima que cuando menos trece jovencitas de esta región perdieron la vida.
Las mujeres, se afirma, somos golpeables, asesinables, violables y también secuestrables y víctimas terriblemente de una sociedad en la que el papel que se nos ha asignado no deja muchas alternativas y el delito de ser mujer se acrecienta si se es pobre y si se quiere superar o emigrar para conseguir un mejor nivel de vida, esa doble motivación la hace más y más culpable.
A ellas, a las muertas, se les encuentra boca abajo semidesnudas, estranguladas, en jeans, delgadas, cabello negro largo y morenas. Durante diez años esto ha venido sucediendo y no se resuelve, ¡por amor de Dios, esto no puede seguir!
Sacrificar mujeres en Ciudad Juárez refleja el placer de una fama que se creía clandestina y anónima. El proyecto concluso de fantasías sangrientas en medio de un territorio en que día a día se fermenta el miedo, en donde las mujeres deseaban construir sus propias vidas. En Ciudad Juárez se ve desplegar el sacrificio de mujeres que deberían ser el emblema de la mujer en estos tiempos: joven, morena, breve y empeñosa.
Los asesinatos seriales o aislados producto de uno o varios sujetos, pandillas urbanas, narcos, sectas satánicas, bandas de crimen organizado y bandas no organizadas, asumen un rostro común del mundo posmoderno en nuestro país. Quedando en evidencia la dificultad de la justicia, la ineptitud y la enorme corrupción, que culmina con una monstruosa impunidad y si no levantamos la voz junto a aquellas víctimas, de alguna manera también somos cómplices.
Episodio en la vida de Ciudad Juárez que se inicia en la administración de Francisco Barrio como alcalde, continúa siendo gobernador. (Y cambiando de administración, el nuevo gobernador sufre él mismo un atentado). Curiosa actitud del antiguo Contralor y flamante nuevo diputado, para él es más importante los delitos electorales y de peculado que 326 mujeres, estos crímenes simplemente los minimizan, “las matan por locas”.
A decir de Francisco González, periodista del Reforma y autor del libro “Huesos en el Desierto”, existe un gran contubernio entre gobiernos de los tres niveles y no se hace nada, comenta, que en Madrid la madre de una de las víctimas que pertenece a la organización “Por el regreso de nuestras hijas a casa”, hizo la descripción del horror de que fue víctima su hija, cercenarle los senos, torturarla, darle de comer para que sobreviviera para volverla a torturar de nuevo y violarla multitudinariamente y al final matarla, hubo testigos que vieron cuando fue secuestrada, identificaron a los criminales, los automóviles, etcétera. Y simplemente se salieron con la suya.
¿Por qué la delegada de la Procuraduría General de la República no se presentó ni quiso tomar ni una sola llamada cuando se le invitó al acto del día 13? ¿Por qué la orden en Gobernación de que no se le preste atención a este asunto? ¿Por qué el anuncio del Presidente de armar una comisión, que es fecha que nada? ¿Por qué se desestima la información y reducen estos casos a un juego de números y se afirma que murieron por causas ajenas?
Una sociedad civil fuerte y participativa, pero en todo su conjunto, todas las clases sociales, es en estos tiempos la única arma para detener la fuerza que implica el poder en todas sus manifestaciones, políticas y económicas y que se manifiesta en impunidad. Las autoridades aquí son reemplazables e indiferentes y las víctimas son únicas e irrepetibles, aun las no identificadas.
Crimen de género ya que todas son mujeres, pero un crimen contra la humanidad, homicidios doblemente calificados por las circunstancias que los rodean, cada una de ellas única e irrepetible, necesitamos saber que quienes hayan perpetrado estos crímenes sean severamente castigados.
Ese día 13 se recolectaron aquí 1,500 firmas solicitando al Congreso de la Unión que se eleven las penas en las modalidades de intento de homicidio, violación y secuestro, esperemos que el Congreso no desoiga nuestra petición. Al otro lado del mundo, la “Asociación de Mujeres Artistas contra la Violencia”, recabaron en Madrid diez mil firmas, exigiendo al presidente Fox resuelva el caso.
Ser indiferentes a estos hechos nos convierte en cómplices y tenemos una responsabilidad social de apoyar a grupos más desprotegidos, porque ser mujer puede ser una desgracia, pero además pobre, un crimen.