CANNES, Francia.- La actriz Nicole Kidman acaba de conseguir el trofeo más preciado de Hollywood, el Oscar, y ahora se lleva los aplausos y acapara reflectores y cámaras en el festival más importante del mundo, el de Cannes, por su papel de Grace en Dogville, del danés Lars Von Trier.
Durante su matrimonio con Tom Cruise, su trabajo quedaba a la sombra de su marido, pero desde su separación en 2001, Kidman tomó en sus manos las riendas de su carrera, permitiéndose hacer películas independientes.
La actriz guarda un recuerdo muy especial de este certamen en la Costa Azul francesa porque fue allí donde su carrera recibió un impulso definitivo cuando hace dos años deslumbró como Satine, la princesa de un cabaret en el musical Moulin Rouge, de Baz Luhrmann.
Le siguió el aplauso en Venecia por Los Otros, del español Alejandro Amenábar, y ahora acaba de conseguir un Oscar con The Hours, con la que ya había sido distinguida en la Berlinale.
Según dijo en una rueda de prensa en Cannes no escoge los proyectos en función de lo que sería más beneficioso para su carrera.
Comentó que hay toda una serie de cosas, que no enumeraba para no trivializarlas, que también le interesan y que probablemente, cuando se enamore, querrá ir un poco más despacio.
Asimismo, se comprometió a rodar Manderlay, la segunda parte de la trilogía US and A, de Lars Von Trier, quien afirmó por su parte que será en el mismo estilo que Dogville, presentada ayer en la competición oficial.
Superan sus diferencias
Durante la filmación de la cinta Dogville, Nicole Kidman y Lars von Trier tuvieron una discusión a gritos de tres horas durante el rodaje de la obra más reciente del director danés, pero aún así, a la actriz australiana le ha encantado trabajar con él.
Una de las favoritas para hacerse con la Palma de Oro de este año, Dogville es la penosa historia, rodada en un set de filmación sin edificios reales, de los esfuerzos de una mujer frágil para ser aceptada en una pequeña localidad de las Montañas Rocosas. Pese a su inicial aversión a actuar con un perro que en realidad no existe, y a llevar una correa al cuello, Kidman prometió, ante cientos de periodistas, que ampliaría esta película hasta una trilogía.
“Lars, voy a hacer la trilogía contigo; ya lo sabes”, exclamó Kidman después de que el director la persuadiera para que anunciara su decisión ante el público.
“Cuando llegué a Suecia, la primera semana fue truculenta. Tenía ideas preconcebidas sobre mí y yo sobre él”, dijo Kidman de Von Trier, que discutió tan airadamente con la cantante Björk durante el rodaje de Bailando en la Oscuridad que la islandesa abandonó la interpretación.
“Luego fuimos al bosque y tuvimos una conversación franca. Fue un paseo de tres horas en el que a gritos nos dijimos de todo. Pero luego nos comprometimos el uno con el otro”, añadió.
Kidman brilla en Dogville - y no sólo por su rojizo pelo, que es una de las pocas cosas de color en una película predominantemente gris.
La película de tres horas, que de seguro gustará más a los críticos que a las masas devoradoras de palomitas, no abandona en ningún momento el pequeño set de rodaje dónde los únicos objetos son unos pocos muebles y un coche extraño. El cielo es prácticamente negro.
Las casas se representan con líneas de tiza blanca en el suelo, y la apertura y el cierre de puertas se representa a través de la mímica.
“La única cualidad que tengo es que no tengo miedo de hacer películas de forma extraña. La idea era recordar lo mucho que disfrutamos con una lectura, sin el resto de las cosas”, dijo Von Trier.
Kidman, que interpreta a Grace, llega a la aislada y atrasada Dogville mientras huye de unos gángsters y los habitantes la dejan quedarse, incluso cuando la policía comienza a buscarla. Sin embargo, el afecto de la comunidad por su invitada se vuelve resentimiento cuando los lujuriosos hombres del pueblo se aprovechan de ella, recordando otra obra maestra de Von Trier, Rompiendo las Olas, y las mujeres, una de ellas interpretada por Lauren Bacall, reaccionan con rencor.