Del tintero
El caos se apodera del país, el desempleo crece, la pobreza avanza inexorable, el crimen sí paga, el influyentismo en su apogeo, los criminales y defraudadores libres, la inversión y producción estancada y, mientras los Tres Poderes de la Nación se ven más perdidos que un esquimal en el desierto de Sahara y sólo se concretan a seguir jugando a la ruleta rusa con los ciudadanos.
Fox con gráficas y comparaciones odiosas en su discurso afónico y con la desesperanza e ingenuidad galopante. El Congreso de la Unión, una turba de truhanes que deja la agenda nacional para seguir la vieja tradición de serle fiel sólo al partido y al monolito -jefe- que como títere lo maneja. El Poder Judicial, entre amparos y extradiciones es una madeja sin punta ni cola...
La red para atrapar tiburones hambrientos y orcas insaciables se rompió y sólo han pescado diminutos charales. El “caiga quien caiga” y “hasta las últimas consecuencias”, repetidos hasta el cansancio por Francisco Barrio y Vicente Fox no funcionó, a los grandes defraudadores se les pagó pasaje y se les protegió en acciones peliculescas con chalecos antibalas, Suburbans blindadas y todo un tramoyismo montado cual película de los hermanos Almada.
¿Para qué? para sólo darles un —Usted dispense- y salir libres como la paloma de San Juan. La única repratiada y ex presa de Brasil es Gloria Trevi y una corista, tal vez su delito sea menor a muchos ratas de la nación, (pa´verguenzas no gana uno)...
Bueno dejemos en paz a los protegidos del Tlatoani, los desafueros de Aldana y Romero Deschamps con sus amparos y la novela de mariquitas color de rosa de cuentachiles entre el ex procurador Carpizo y el cura Sandoval Íñiguez, que son delitos muy leves a la nación y como diría el fallecido actor yucateco Arturo de Córdova: “No tiene la menor importancia”.
Volvamos pues los ojos a los usufructos que a diario padece nuestro pueblo y contra los más vulnerables, como son los niños. Sucede que en México el pegarle, encadenar, quemar, prostituir, golpear, dejar sin comer y violar niños es DELITO NO GRAVE, es decir, el extravío de los aplicadores de justicia es tal que una señora porque no tiene quién le cuide a sus hijos para ella ir a divertirse o al trabajo, puede encadenar y encerrar a sus hijos, usar la escuálida espaldita del niño como cenicero para apagar las colillas de sus cigarrillos, dejarlos sin comida y agua e inclusive llevarse “por el arco del triunfo” el artículo tercero de nuestra aporreada y recontraparchada Constitución al no mandar sus hijos a la escuela supestamente obligatoria, aunque aún no se define la obligación, si es del gobierno, o de los padres, eso y golpearlos hasta mandarlos al hospital y en muchas ocasiones matarlos es delito NO GRAVE y con una pequeña multa, unos días en la cárcel en calidad de presentados, o arraigados, lágrimas de hiena arrepentida por parte de los padres o padrastros y listo, porque no está tipificado ajustado o norma común, en el atávico código penal.
Como siempre en México donde hasta la muerte se posterga y es necesario que alguien de afuera lo diga, para variar ahora nos endilgan un deshonroso segundo lugar a nivel mundial en maltrato a los niños y, pronto como impulsados por un resorte saltan al escenario los yoyos, con mesas de debates entre polipsicólogos arreglamundos ofreciendo recetas domésticas y opiniones sustentados en praxis llenas de antítesis inextricables, cuando y con perdón de los ínclitos y probos psicólogos, más que un examen de conciencia, lavado de cerebro y horas de terapia, los despiadados infanticidas lo que necesitan, es que vean la verdadera espada de Salomón, la aplicación de la ley en lo que concierne a este tipo de delitos.
Sin embargo eso es pedirle mucho a nuestro cuerpo judicial; por una parte la corrupción endémica que campea en sus oficinas, que es su marca registrada y la otra, la burocracia e indolencia desde las Agencias Investigadoras del Ministerio Público hasta los insobornables jueces que como líneas paralelas caminan en los procesos.
Es verdad que para evitar el maltrato a los niños se necesita cultura, educación, formación, tolerancia, unión familiar, AMOR y otros miles de rasgos familiares y de convivencia, pero mientras llegan esos preceptos a la sociedad mexicana y a la familia, ¿qué?, por lo que se ve no están a la vuelta de la esquina, ¿qué hemos hecho los mexicanos ante esta inexorable atrocidad en contra de los niños?
Poco o nada, en ocasiones ni siquiera la denuncia por temor a la justicia misma, o que los depredadores la giren contra nosotros, inclusive hasta el asombro perdimos ante estos hechos. Mientras en la Corte Real (Honorable Congreso de la Unión), se debate si desafueran a sus corruptos compinches de curules y si se aprueban o no las reformas del Estado y quién será el ungido para el 2006, millones de niños sufren maltratos y mueren en las garras de quien debería darles amor; sus mismos parientes ¿por qué?
La principal razón, causa o motivo sin duda es que los malandros saben que las autoridades están pintadas en la pared y su delito NO es considerado grave, es más, muchos de estos semiindividuos son reincidentes.
Total, si robar millones de pesos a la nación es delito leve, truncar la esperanza de México, ¿cómo le llamarán los jueces?CorreoE; linga_1031@hotmail.com