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TOKIO, JAPÓN.- Es muy probable que Corea del Norte aplique un abrupto giro en su política a raíz de la crisis en torno a su programa de armas nucleares, declaró ayer una fuente oficial japonesa.
“Es errado pensar que no hay posibilidades de que (el líder norcoreano) secretario general Kim Jong Il dé un giro dramático en su política ... en realidad es muy probable”, dijo el subsecretario de gabinete de Japón Shinzo Abe.
Corea del Norte ha tratado de obtener ayuda y garantías de no agresión de Washington y de sus aliados por medio de amenazas nucleares.
Al citar la escasez de alimentos y combustible de la nación comunista, Abe dijo que “cada vez le será más necesario tratar de normalizar las relaciones”.
Las tensiones han ido en aumento en la península coreana desde octubre pasado, cuando funcionarios estadounidenses dijeron que el Norte admitió que tenía un programa nuclear clandestino.
Estados Unidos, Japón y Corea del Sur han incrementado las presiones sobre Corea del Norte para que abandone sus ambiciones nucleares. El sábado advirtieron a Pyongyang que enfrenta “medidas más estrictas” si sigue adelante con su programa nuclear.
En Japón, las autoridades aumentaron la inspección de barcos norcoreanos en los que sospechan iban de contrabando partes de misiles y drogas.
Funcionarios japoneses detuvieron en días pasados un barco de carga procedente de Corea del Norte y no permitieron atracar a otro, citando falta de seguridad a bordo.
Recientemente Corea del Norte suspendió los viajes del único transbordador de pasajeros que unía a los dos países luego de rigurosas inspecciones en Japón.
Ayer, Corea del Norte acusó a las autoridades japonesas de intenciones maliciosas y negó cualquier ilícito.
El diario estatal Minju Joson dijo que las revisiones fueron realizadas “con malas intenciones” y que son parte de una “intensificación de la política hostil”.
También ayer, el capitán del Su Yang San, que todavía espera permiso para atracar en el oeste de Japón, dijo a las autoridades que su tripulación se está quedando sin comida y pidió ayuda, según un funcionario de la guardia costera que pidió no ser identificado.