Capítulo Interestatal Coahuila-Durango
de la Asociación Psiquiátrica Mexicana
Creo que es pertinente hacer del conocimiento de nuestra comunidad este problema que se presenta en la actualidad.
Esta enfermedad llamada Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT) queda incluida como un trastorno mental en la clasificación mundial de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1980, aunque fue descrito desde la Guerra Civil de los Estados Unidos bajo el nombre de “Corazón de Soldado”.
Aunque el TEPT es muy común durante los tiempos de guerra, tanto los soldados como sus víctimas, e incluso, testigos por los diferentes medios masivos de comunicación de estos eventos, también existen otras situaciones traumáticas “cotidianas” que pueden desencadenar esta enfermedad. Así sucede en casos tales como: accidentes automovilísticos o de otro tipo; desastres naturales o causados por el hombre; encarcelamiento; robo con agresión psicológica o física; secuestro; enfermedad que amenace a la vida; tortura; violación sexual. Igualmente sucede cuando se es testigo de una muerte súbita no natural, daño o heridas graves, accidentes, asaltos, etc.
Aunque prácticamente el 80% de los individuos que sufren TEPT (no trastorno), el 20% restante siente un malestar subjetivo (nadie los comprende).
Existen varios factores que predisponen y hacen vulnerable a un individuo para desarrollar TEPT tales como: Alexitimia (incapacidad para identificar o verbalizar emociones); divorcio; falta de apoyo familiar o social; disminución del status; pérdida del empleo y/o otros antecedentes psiquiátricos, como depresión o angustia.
El cuadro clínico (síntomas) se divide en tres grupos: A) Re-experimentación. B) Evitación y C) Alertamiento.
En la Re-experimentación se presentan recuerdos angustiosos y recurrentes, incluyendo imágenes, sonidos y sensaciones táctiles. Sueños angustiosos recurrentes, revivir la experiencia como real y malestar “indefinible”, de tipo malestar psicológico y fisiológico (corporal) ante estímulos similares.
En la evitación, se presenta un “embotamiento psicológico o anestesia emocional”. El sujeto evita pensamientos, sentimientos o conversaciones asociadas al evento traumático. Hay también evitación de actividades, lugares o situaciones que recuerden el evento traumático, así como incapacidad de experimentar sentimientos amorosos, de ternura o cualquier forma de expresión sexual (desde abrazos, besos, caricias, etc.), presentan además sensación de desesperanza.
En el alertamiento los síntomas principales son: Insomnio, irritabilidad y/o ira; dificultad para concentrarse, sobresaltos, etc.
Si algo de lo explicado le sucede, recuerde que existimos profesionales para ayudarlo/a.