Capítulo Coahuila-Durango de la Asociación Psiquiátrica Mexicana
Por Dr. Alberto Arroyo R.
(3ª. Parte)
Trastorno límite (borderline) de la personalidad. Esta enfermedad se inició por la observación de los psicoanalistas sorprendidos de pacientes demandantes de cuidados, y al mismo tiempo su indiferencia y tendencia a regresar a situaciones desestructuradas seguidas de severos cambios del estado de ánimo hacia el optimismo.
Las manifestaciones clínicas, básicas son el de presentar un patrón general de inestabilidad en sus relaciones interpersonales, su autoimagen y su afectividad, así como una notable y cambiante impulsividad que inicia al final de la adolescencia o en la edad adulta temprana, pudiendo ser acompañadas de esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o fantaseado. Relaciones interpersonales inestables pera intensas, caracterizadas por una alternancia extrema de idealización y devaluación.
Generalmente existen alteraciones de la identidad, autoimagen y sentido de sí mismo así como impulsividad dañina para sí mismos p. ejemplo gastos, sexo, y/o relaciones sexuales promiscuas, abuso de sustancias, conducción temeraria, amenazas e intentos de suicidio recurrentes, sentimientos de vacuedad o vacío crónicos, ira inapropiada e intensa y frecuentemente sintomatología psicótica, como ideas delirantes o disociativas (de ahí el nombre de límite, limítrofe, fronterizo y borderline).
Este trastorno probablemente es causado, como todos los de la personalidad, por múltiples factores. Frecuentemente alguno de ambos padres presenta este trastorno, o al menos rasgos. Otras causas señaladas son la desorganización materna en niños que intentan su autonomía (uno a tres años), pues agravan su angustia (del niño). También influyen el abandono temprano (psicológico o físico), maltrato y abusos sexuales (reales o fantaseados). Todo esto es llevado a cabo en una forma prolongada y negligente, la cual permita que el niño desarrolle en una forma prolongada un desarrollo de ira permanente y autoaversión.
En cuanto al tratamiento, es preferible la psicoterapia psicoanalítica llevada por un experto. En las situaciones de gran ansiedad o síntomas psicóticos también es de gran utilidad utilizar psicofármacos.
Trastorno antisocial de la personalidad
Esta enfermedad fue descrita a inicios del siglo XIX como “Locura moral”. Desde entonces ha recibido diversos diagnósticos, uno de los cuales y más conocidos es el de “personalidad psicopática”, pero en el concenso mundial, es trastorno antisocial de la personalidad.
Este trastorno describe a aquellos individuos con un patrón de conducta inmoral repetido del cual no son completamente responsables.
Las características clínicas esenciales de este trastorno es el de seguir un patrón persistente y duradero de conductas socialmente irresponsable que reflejan desconsideraciones o a los derechos de los demás, y significativamente, falta de remordimiento o culpa del daño que puedan causar.
Debido a estas características en su forma de comportarse, los individuos antisociales suelen fracasar en los roles que requieren fidelidad, honradez o confiabilidad en cualquier función social. Les es difícil adaptarse a normas sociales y legales. Además mienten repetitivamente, son irritables, agresivos, impulsivos e irritables. Despreocupados, imprudentes, inconstantes y faltos de sentimientos de culpabilidad o remordimiento.
Algunas personas antisociales suelen mostrar soltura y encanto, lo utilizan para seducir, etc.
La etiología, o causas que lo producen, al contrario de los otros trastornos de la personalidad, existen alteraciones neurobioquímicas cerebrales, aunados a disfunciones familiares ligadas principalmente a cuestiones morales, iniciando con pequeños robos, crueldad con mascotas, etc.
El tratamiento es sumamente difícil en la edad adulta, por lo que los padres y maestras deben canalizar a un experto al notar cualquier síntoma de conductas antisociales. (Continuará).