Capítulo Interestatal Coahuila-Durango
de la Asociación Psiquiátrica Mexicana
(Vigésima parte)
Etiquetas: La sal y pimienta de la vida
Las reacciones depresivas o las depresiones propiamente dichas en estos chicos y chicas, pueden manifestarse a través de múltiples cambios de su personalidad, de sus conductas y de la forma en que se relacionan con los demás. Se pueden convertir en sujetos sumamente aislados, introvertidos, demasiado serios y callados, que buscan esconderse de los demás para evitar ser objeto de esa atención y curiosidad impertinente y agresiva, de las burlas, las bromas o las etiquetas hirientes y peyorativas. Tal aislamiento y tendencia a esconderse, pueden inclusive llegar al extremo de evitar ir a la escuela, o tomar parte de actividades dentro o fuera de la misma, que implican el formar parte de los grupos con sus compañeros y compañeras, en los que generalmente son señalados. Su trabajo académico puede deteriorarse, lo que se refleja en una baja de las calificaciones, en la participación en clase o en las diversas actividades escolares, de modo que su funcionamiento no está a la altura de su potencial intelectual en tantas de las ocasiones. Durante las clases, pueden escapar en ensoñaciones, fantasías y un soñar despiertos que también los aísla del grupo y de la realidad, como una maniobra protectora, como una forma de “no estar” en la escuela.
Puede tratarse de niños o adolescentes que tengan dificultades en sus patrones de sueño, sea que no puedan conciliar el sueño por las noches o que se estén despertando constantemente, sin obtener el descanso que necesitan. Pero también pueden reaccionar en forma contraria, como individuos sumamente somnolientos, que duermen bastante por la noche, pero que aún en el día siguen con sueño y llegan a dormirse en clase o siestas muy largas en sus hogares. Lo mismo sucede con la comida, puesto que pueden ser individuos que pierden el apetito y bajan de peso porque no comen lo suficiente. Aunque por otro lado, se van al extremo de comer excesivamente, en grandes cantidades e inclusive en forma compulsiva, aún cuando no tienen hambre, por lo que llegan a aumentar de peso en forma exagerada.
Se trata de individuos que utilizan su imaginación en forma rutinaria como un mecanismo protector de escape, mediante el cual, como se decía anteriormente, huyen dentro de sus fantasías o ensoñaciones fabricadas ex profeso según las condiciones en que se encuentren. Sus fantasías pueden estar formadas por imágenes de grandeza y omnipotencia, como una forma de compensar sus malformaciones, defectos o enfermedades; por imágenes agresivas mediante las cuales llevan a cabo sus venganzas por las heridas, burlas y agresiones recibidas. Pero estas fantasías también pueden incluir las fantasías de muerte, con deseos de desaparecer de este mundo y escapar a otros mundos diferentes, en los que en ocasiones se mezclan las ideas suicidas, que pueden convertirse en intentos o en actos consumados.
Las reacciones depresivas o las depresiones propiamente dichas, se dan con cierta frecuencia en ellos, como un riesgo natural de sus condiciones, por lo que deberían ser observados o vigilados con mayor cuidado, cuando se tienen en mente algunas de estas señales que se han mencionado y que idealmente servirán como alerta para los padres o el personal de las escuelas. El desánimo, la tristeza, el llanto fácil y espontáneo, la pérdida del interés y de la satisfacción en disfrutar las experiencias y las actividades que antes eran placenteras; los sentimientos de desesperanza, futilidad, vacío y desilusión; los problemas del sueño y de la alimentación que se mencionaron; la tendencia al escapismo, al aislamiento y a esconderse en niños y adolescentes, nos alertan también a la posibilidad de observar y seguirlos con atención en el hogar o en la escuela, para estar pendiente de ellos y canalizarlos para la ayuda profesional necesaria.
La detección de estas señales importantes, a veces más fácilmente visibles en la escuela que en el hogar, merece la atención necesaria para hablar con él o con ella, con sus padres o familiares y sopesar la necesidad de una consulta profesional especializada, antes que estas secuelas avancen demasiado rápido, o lleguen a niveles demasiado altos y peligrosos, que inclusive amenacen con su vida.
Es importante subrayar la necesidad de detectarlos y ayudarlos, porque en ocasiones son tan silenciosos, serios e introvertidos que llegan a pasar completamente desapercibidos en todas partes, ya que como suelen no dar ningún problema, casi se tornan invisibles en su ambiente y nadie les hace caso. Es como si presentaran una especie de camuflaje que los desaparece de la atención de los demás, para mantenerse en los rincones del anonimato, conveniente medida para que nadie los mire o los escuche, lo que les permite no ser lastimados o agredidos. Sin embargo, tales características hacen precisamente más difícil el que puedan ser detectados para ofrecerles la ayuda que requieren. Las etiquetas que se les dan en el hogar o en la escuela, pueden darnos la clave sobre su personalidad y la posibilidad de depresión en ellos como secuelas de un defecto o de un trastorno que viene de más atrás y que requiere de esa ayuda especial. (Continuará).