Capítulo Interestatal Coahuila-Durango de la Asociación Psiquiátrica Mexicana
(Trigésima tercera parte)
Etiquetas: La sal y pimienta de la vida
Los pacientes con trastorno de personalidad fronteriza presentan este tipo de conductas explosivas y destructivas sea para con otros o para con ellos mismos, cuando precisamente ese alguien muy cercano e importante los ha amenazado con el abandono o la separación, los ha rechazado o les está exigiendo que tomen mayores responsabilidades, en un papel más adulto y maduro. Este tipo de amenazas los hace sentirse “malos”, con una autoimagen negativa y maligna, que no va de acuerdo con sus propias creencias. Pero además de estas conductas autodestructivas y suicidas, la impulsividad que los caracteriza es canalizada en otro tipo de conductas que también se podrían considerar como autodestructivas pero en un sentido diferente. Se trata por ejemplo, de individuos que juegan y apuestan compulsiva y peligrosamente, sin tomar en cuenta los riesgos a los que se enfrentan; que gastan su dinero en forma desorganizada e irresponsable, que ingieren alimentos en episodios en forma de crisis y también exageradamente, o que abusan asimismo de diversos tipos de drogas en forma impulsiva, incluyendo el alcohol naturalmente.
Esa impulsividad los lleva a involucrarse en todo tipo de aventuras sexuales de riesgo, en las que no toman los cuidados o precauciones necesarios. Suelen manejar acelerada y descuidadamente, sin obedecer las mínimas reglas, lo que los hace igualmente tendientes a tener accidentes de tráfico importantes, al grado que en ocasiones terminan con su vida.
Los individuos con este trastorno sufren también con gran frecuencia, de cambios radicales y persistentes de su autoimagen y de su identidad, lo que se manifiesta en cambios constantes de opinión, de objetivos, de planes, de valores, de aspiraciones vacacionales, ya sea en sus estudios y su carrera o en las actividades profesionales o laborales. Esta indecisión y cambio de autoimagen también se manifiesta en su identidad sexual o mejor dicho de género, así como en sus amistades y en las rutinas que siguen con ellos en su vida. Estos cambios de identidad van a determinar precisamente esos conceptos que tiene de sí mismo y de los demás, de cómo en ocasiones puede sentirse un ángel pero en otras se transforma en un demonio. A veces incluso llegan al grado de presentar experiencias disociativas de no saber siquiera quién son, o si existen o no.
Naturalmente, los cambios drásticos no sólo se producen en su autoimagen e identidad, sino también en sus estados de ánimo, que cambian constantemente de un lado a otro y que los hace aparecer como sujetos sumamente volubles e intensos. Su estado de ánimo que podría considerarse como básico, es uno de gran desánimo, decepción y disgusto, pero que por episodios suele cambiar a una gran irritabilidad y rabia periódicamente.
Dentro de estos episodios, se pueden entremezclar asimismo episodios de pánico o de gran desesperanza, que no llegan a mejorar del todo a la larga, a pesar de que lleguen a estar contentos y satisfechos. En general, son individuos tan intensamente sensibles, que por lo mismo, son hiperactivos a las personas, a su ambiente y a las circunstancias, que se convierten entonces en una variedad de factores estresantes que los acechan diariamente y a todas horas.
Como resultado, estos sujetos viven en un constante sentido de alerta y de ansiedad, así como con sentimientos crónicos de vacío, que los hace aburrirse muy fácilmente y por lo tanto, sentir la necesidad de buscar nuevos estímulos que los exciten y les ayuden a cambiar sus estados de ánimo, lo cual definitivamente no es fácil de lograr. Cuando se encuentran en ese estado de ánimo irritable, suelen ser muy explosivos con su coraje que les es difícil controlar, y lo vierten de modos muy inapropiados en comentarios sumamente sarcásticos o amargos. Sus ataques con mucha frecuencia suelen ir dirigidos a la persona más cercana a ellos, especialmente cuando amenaza abandonarlos o separarse, o cuando sienten que no les está dando todos los cuidados o el amor que esperaban. Sin embargo, tales sentimientos de coraje y amargura explosivos, cambian de inmediato a sentimientos de culpa y vergüenza, que son precisamente el tipo de sensaciones que les dan esa autoimagen maligna como diablos.
Tales rasgos les dan a estos individuos una vida de constante ansiedad y sufrimiento, que les es difícil manejar positivamente. A su vez, estos rasgos determinan en ellos el desarrollo de cierto tipo de patrones eran su vida, mediante los cuales se obstaculizan ellos mismos en el logro de sus objetivos o destruyen inconscientemente la posibilidad del triunfo, en cualquiera de las áreas en las que busquen desarrollarse. (Continuará).