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Nuestra Salud Mental

Dr. Víctor Albores García

Capítulo Interestatal de Coahuila-Durango de la Asociación Psiquiátrica Mexicana

(Trigésima cuarta parte)

Etiquetas: La sal y pimienta de la vida

Los sujetos con trastorno de personalidad fronteriza o “borderline” tienden entonces a obstaculizarse a sí mismos en el logro de sus mejores objetivos. Ello se puede demostrar en sus estudios, que llegan en ocasiones a dejar inconclusos, o los abandonan en el momento en que podían estar a punto de lograr el grado esperado; igualmente sucede en el trabajo, cuando van a recibir un ascenso a un aumento en su sueldo. En las competencias, en diferentes tipos de actividades o aún en las relaciones interpersonales mismas, inconscientemente se ponen a sí mismos el tipo de trampa que puede destruir sus logros o minimizarlos, sin darse la oportunidad de triunfar en aquello por lo que habían trabajado tanto. Puede ser un ejemplo el hecho de abandonar la escuela cuando estaban a punto de graduarse o sólo les faltaba el examen profesional; o romper una larga y buena relación de noviazgo, en el momento de acercarse a la boda; y así podrán mencionarse muchos otros ejemplos.

Otra característica por la que este trastorno toma ese nombre de fronterizo, se relaciona con el hecho de que estos sujetos llegan a tener en ocasiones cierto tipo de episodios que se denominan “micropsicosis”, o sea momentos en los cuales el estrés llega a tener características tan intensas o tan frecuentes que el sujeto pierde temporalmente el contacto con la realidad, e inclusive puede llegar a presentar alucinaciones, ideas delirantes, distorsiones de su imagen corporal o fenómenos de tipo disociativo durante los cuales también llega a perder temporalmente la noción de su identidad. Se trata de episodios que pueden llegar a durar horas o días, y que requieren naturalmente de la ayuda profesional, por lo que sus familiares suelen conducirlos de inmediato a los consultorios u hospitales que tienen servicio de urgencias, y que pueden en esos casos hacerse cargo del paciente. En otras ocasiones, debido a la corta duración, o a que el paciente y la familia pueden estar acostumbrados a eso, pasan desapercibidos una vez más y por lo mismo, no se les ofrece ningún tipo de ayuda en ese momento.

Se ha encontrado que este tipo de trastorno no sólo es exclusivo de los adultos, sino que se puede encontrar también en adolescentes, que muestran conductas semejantes, con problemas de impulsividad exagerada que se manifiesta especialmente en el estilo acelerado de manejar los autos y su tendencia a los accidentes, en ocasiones inclusive mortales. También se manifiesta en su tendencia al abuso del alcohol y las drogas, o en las frecuentes aventuras sexuales intempestivas e indiscriminadas con uno u otro sexo, en busca de lo novedoso, pero sin tomar las precauciones necesarias. Se trata de adolescentes que pueden presentarse como sumamente agresivos e irritables, sea que se dé en episodios explosivos bajo determinadas circunstancias o experiencias estresantes que desatan tales tormentas de cambios en el estado de ánimo, o que se presente como una forma de ser constante. Para los adolescentes todavía con mayor razón debido a esa etapa de su vida tan cambiante, los personajes cercanos e importantes con quienes se relacionan, pueden ser tratados asimismo como ángeles salvadores elevados a un pedestal, o demonios punitivos. Se trata de esa misma tendencia a la sobreidealización o a la devaluación exagerada, que son los polos y conceptos extremos en que se mueven estos individuos.

Se ha encontrado en estudios al respecto, que al igual que los otros trastornos de personalidad mencionados anteriormente, el de personalidad fronteriza o “borderline” puede tener su origen en experiencias traumáticas de la infancia temprana, que tiene que ver con malformaciones, trastornos o enfermedades crónicas y tempranas. O bien que estas experiencias tempranas sean consecuencia de las secuelas o efectos de trato que se dan en la familia o el ambiente en el que se desenvuelven estos niños y niñas durante sus primeros años. Ese trato puede entrar dentro del capítulo del abuso físico o sexual, el descuido o el abandono tempranos, la hostilidad o la separación muy temprana de sus padres o de las figuras tutoriales que se encargaban de ellos en esa primera etapa de la vida.

Es importante reconocer que aunque este trastorno tiene características propias y diferentes de los otros mencionados, que no lo sitúan en el rango de quienes buscan esconderse o pasar desapercibidos, ni tampoco de quienes por el contrario luchan por ser el centro de atención y de atracción en los escenarios, de todos modos se podría considerar que estos sujetos poseen rasgos que los sitúan en el centro de esa línea, pero con similitudes también a los de ambos extremos. (Continuará).

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