Las irregularidades denunciadas en la delegación del ISSSTE con residencia en Torreón, ameritan una decisión inaplazable. Según información disponible habrían sido detectadas anomalías que involucran al director de la institución Doctor Edmundo Gurza Jaidar, en el rubro de gastos cuya justificación habría sido comprobada con documentación falsa, lo que es inadmisible en los tiempos que corren.
Es cierto que tales irregularidades no son nuevas, sino que han sido objeto de denuncia desde años atrás sin que hayan sido objeto de una investigación en serio, que ponga coto a los abusos. Sin embargo, la cuestión que antecede no es consuelo atento a la oferta del Gobierno del cambio en la alternancia en el ejercicio del poder, que apuntaba a una mejoría sustancial en la operación de la administración pública.
La alternancia referida ha puesto en claro que muchos de los vicios que antaño eran atribuidos en exclusiva al priismo, son males de la naturaleza humana que ahora trascienden a los nuevos protagonistas. Lo anterior no implica un acto de resignación; la sociedad civil exige a sus gobernantes sean del partido que fueren, un esfuerzo para trascender de la mediocre corruptela al cumplimiento estricto del deber sin excusa ni pretexto.
La exigencia referida no sobresale de las posibilidades reales del ser humano; constituyen una medida del decoro y la decencia, indispensables para construir una sociedad justa. Si las actuales cabezas del ISSSTE no son capaces de responder a las expectativas de una sociedad que demanda más y mejor atención médica y asistencial de las instituciones que sostienen con las aportaciones que se les deducen de sus salarios, deben renunciar y dejar el campo a otras alternativas.