Hemos comentado con anterioridad que las protestas realizadas por las organizaciones campesinas a lo largo de los últimos meses deben ser oportunamente atendidas por el Gobierno Federal, a fin de evitar que las mismas se generalicen y vayan a desembocar en acciones que generen perjuicios de índole económica. Sobre todo si se llega al extremo de bloquear los puentes internacionales.
No queremos decir con ello que en todas sus exigencias las organizaciones de campesinos tengan razón, pero sí que el Gobierno de Vicente Fox, al través del secretario de Agricultura Javier Usabiaga, deben establecer las condiciones para que ese sector no cumpla su amenaza de llevar al cabo el bloqueo mencionado a finales de este mes, como lo anunciaron hace unas semanas, porque las consecuencias serían impredecibles.
Sin embargo, parecería que el Secretario de Agricultura en vez de tender los puentes para que los campesinos se sienten a una mesa a dialogar con la finalidad de buscar y aplicar fórmulas de solución a los problemas que enfrenta el campo, está haciendo todo lo contrario al asumir una actitud que se sitúa entre la imprudencia y el autoritarismo, lo que en nada ayudará para el establecimiento de un diálogo constructivo.
En efecto, si el Gobierno Federal lanza una convocatoria al diálogo de manera unilateral sin tomar en cuenta a los campesinos ni incluir los temas sobre los que ellos quieren dialogar, lo único que se logrará es caer en la cerrazón, como lo está haciendo el propio Usabiaga al sostener que “quien quiera acudir a la convocatoria que acuda”, lo que implica que poco le importa si algunos o todos los grupos campesinos rechazan el diálogo, y eso es absurdo desde el punto de vista político.