Como positivos pueden calificarse los resultados obtenidos por las autoridades federales en nuestra ciudad, en relación con la venta de drogas al público. Después de haber sido atrapadas las cabezas visibles de esa criminal actividad en las ciudades de Torreón y Saltillo hace mes y medio, el fin de semana pasada tuvo lugar la aprehensión de distribuidores y aseguramiento de droga, en al menos cuatro puntos de venta relevantes en esta ciudad.
El narcomenudeo es un cáncer que se debe combatir con persistencia, continuidad y método, pues los golpes infringidos a los grandes capos de la droga han hecho que la delincuencia organizada fortalezca sus redes de distribución en la base. Lo anterior ha hecho del narcotráfico una hidra de muchas cabezas, que se multiplican en pequeños mandos autónomos conforme se han ido cortando las cabezas principales.
Es sabido que estos avances en el rubro que se menciona se han realizado como resultado de una interpelación social de la comunidad torreonense, que ha denunciado y exigido con insistencia al respecto, hasta encontrar la atención debida por parte de las autoridades. En ese sentido, los logros obtenidos deben considerarse un triunfo de la sociedad civil como respuesta de los distintos niveles de gobierno, que debe ser sostenida y estimulada.
Falta dar seguimiento a los casos concretos en que se ha logrado la aprehensión de los responsables, pues su procesamiento y penalización ejemplar es condición indispensable para desalentar la ilícita actividad. En un medio en que campea la impunidad, la comunidad necesita reconocer y experimentar que el crimen implica un castigo, para el efecto de que la asociación en torno al tráfico de drogas deje de ser una alternativa socialmente tolerada.