El hecho de que la federación haya dispuesto de aguas depositadas en presas estatales para el efecto de abonar a la deuda que los Estados Unidos le ha estado exigiendo a México, por haber dispuesto de mayor cantidad del agua del Río Bravo, es a todas luces una decisión ilegal, pues si Coahuila no suscribió acuerdo alguno para tal efecto, jurídicamente no había forma de que el Ejecutivo federal dispusiera de esos caudales.
Sin embargo, como sí se extrajo agua de presas coahuilenses, la federación se comprometió a entregar desde hace más de un año seiscientos millones de pesos que serían destinados a obras hidráulicas en la cuenca del Bravo, lo que al decir del gobernador Enrique Martínez, a la fecha no ha sucedido, por lo que a la extracción ilegal se suma el incumplimiento de un ofrecimiento que debería haberse convertido en promesa cumplida.
Ese tipo de conductas son las que causan enojo y descontento entre la población, primero, porque evidencia que, salvo señaladas excepciones, el presidente Vicente Fox está más interesado en quedar bien con el gobierno norteamericano que en proteger los intereses de los mexicanos. Y segundo, porque son muchos los ofrecimientos que se formulan y no se cumplen.
En efecto, salvo la decisión de no apoyar a los EU en la guerra contra Iraq, el gobierno de México se ha visto complaciente con el vecino país, a grado tal que, no obstante la urgente necesidad de agua para los productores nacionales, el gobierno de Fox no duda en entregarla a los americanos. Además, si ofreció seiscientos millones de pesos para el tipo de obras mencionadas, es señal de que ese dinero está en poder de la federación, a pesar de lo cual no se entrega impidiendo que se realicen obras hidráulicas de vital importancia para nuestro estado.