El secretario del Trabajo, Carlos Abascal, se ha caracterizado por hacer declaraciones desafortunadas no sólo en los asuntos que son de su competencia, sino también en otros ajenos de sus funciones, como aquella en que criticó la obra “Aura”, del escritor Carlos Fuentes, que para lo único que sirvió fue para que la obra llamara la atención del gran público y sus ventas se multiplicaran súbitamente.
De nueva cuenta, pero ahora abordando un tema que sí le compete, Abascal dio la nota discordante al declarar que: “No hay que hacer escándalo por las cifras del desempleo, pues si bien no se han generado las suficientes fuentes de trabajo, México tiene menor índice de desempleo que otros países”. De estas declaraciones se desprenden dos comentarios obligados, que son los que haría cualquier ciudadano común.
El primero, porque el pueblo tiene derecho a protestar airadamente y hasta escandalizar en razón de que, como lo admite el secretario, en los dos años y medio del sexenio foxista no se han generado las suficientes fuentes de empleo como para atender las necesidades de los grupos mayoritarios del país, no obstante que fue ésa una de las tantas promesas que Vicente Fox hizo en campaña y que como otras ha quedado indudablemente incumplida.
El segundo, porque a los desempleados, que se suman por millones, no les satisface que el secretario del Trabajo alegue, para justificar la incapacidad del Gobierno Federal, que los índices de desempleo en México son menores que en otros países. Porque a los que viven en nuestro país y no saben qué van a comer al día siguiente poco les importa si en otras naciones están igual o peor que ellos. Lo que exigen son empleos dignos y bien remunerados por lo ofrecieron en campaña los protagonistas del “cambio”.