La denuncia hecha en el Congreso de Coahuila por las bancadas de los partidos de oposición, respecto a la práctica en que incurre uno de los Diputados de abandonar las sesiones una vez que se pasa lista de asistencia, debe ser atendida. Se trata en el caso del diputado priista Tereso Medina Ramírez, quién por añadido es dirigente estatal de la Confederación de Trabajadores de México en el Estado.
La conducta indebida que es objeto de comentario no es exclusiva del diputado que se menciona y por ello es pertinente que el Congreso en pleno tome cartas en el asunto sobre todo, porque en el caso específico la actitud viciosa ha cobrado fuerza de estilo y sistema. A El Siglo de Torreón corresponde la primicia de esta denuncia hecha meses atrás, al hacer la crónica de los primeros cien días de la actual legislatura.
No se trata de un evento aislado o casual ni que se justifique en virtud de una causa de fuerza mayor; corresponde a una forma sistemática de eludir el cumplimiento de obligaciones contraídas de frente a la ciudadanía, en virtud del cargo que el diputado ostenta. Por ello mas allá de lo anecdótico, el caso que nos ocupa merece atención por ser un botón de muestra de la vieja cultura política que urge erradicar.
Esta añeja práctica de simulación, de hacer como que se es y como que se trabaja, rebasa las fronteras del ambiente político y contamina nuestras formas de vida cotidiana en el campo laboral y del ejercicio profesional. Como consecuencia es una de las principales causas de nuestro subdesarrollo nacional en diversos órdenes, que necesitamos superar a base de responsabilidad y esfuerzo sostenido.