Como era de esperarse el presidente Vicente Fox salió públicamente en defensa de su iniciativa de reformas en materia fiscal, al referirse al tema en el programa radiofónico que cada sábado transmite la Presidencia de la República, para lo cual instó a los mexicanos a “amarrarse el cinturón” y contribuir con el pago de impuestos en el próximo año, al tiempo que señaló que de no ser aprobada esa iniciativa nos quedaremos como estamos.
Para el pueblo de México, ese llamado a apretarse el cinturón a fin de contribuir con la hacienda pública es una frase gastada mediante la cual el Ejecutivo federal ha venido, durante décadas, afectando los intereses económicos familiares, de manera especial los de la clase media, que sería a quienes más afectaría la tasa generalizada del IVA al diez por ciento, pues los que viven en la extrema pobreza no compran medicinas y consumen pocos alimentos y a los ricos lo mismo les da.
Sostuvo que: “A nadie nos gustan los impuestos, pues son desiguales y nunca van a ser totalmente equitativos”. Pero si bien es cierto lo primero, ello obedece a que invariablemente cuando el gobierno le pide al pueblo que haga un sacrificio, el mismo sólo recae en las clases mayoritarias, pero no aplica para los funcionarios que ocupan altos cargos, pues éstos siguen percibiendo salarios elevados y de nada se privan, mientras que los demás tienen que prescindir hasta de lo estricto.
Pero además, es falso que irremediablemente los impuestos tengan que ser desiguales e inequitativos. Porque si algunos principios rigen en esa materia es que las leyes fiscales deben atender a la igualdad y la proporcionalidad, lo que parece olvidar el Ejecutivo; con el añadido de que por más que prometan que lo recaudado beneficiaría a los pobres, esa promesa es casi intangible para ellos, mientras que el pago del IVA lo sufrirían todos los días al comprar alimentos y medicinas. De ahí el rechazo al proyecto de reformas fiscales.