La denuncia hecha por la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional en el Estado Coahuila, con el apoyo de algunos regidores del Ayuntamiento de Torreón, sobre el presunto tráfico de influencias y nepotismo resultó un petardo. Lo anterior porque en la rueda de prensa organizada por dicho partido, los convocantes no fueron capaces de ofrecer a los medios de comunicación nada substancial al respecto.
Lo anterior amerita ser comentado, porque ocurre en el entorno de una elección federal extraordinaria para elegir Diputado en el Sexto Distrito con cabecera en nuestra ciudad, lo que resulta importante dada la discusión de las reformas en el Congreso de la Unión. Por ello, la denuncia se revela como una idea concebida en un contexto electoral, en el que los golpes bajos están a la orden del día.
Lo expuesto es lamentable, porque una de las ventajas de la competencia que deriva de la pluralidad de partidos en el ejercicio del poder, consiste en la mutua vigilancia del comportamiento entre unos y otros. Si la crítica y los señalamientos carecen de seriedad y de sustento, los ciudadanos acabaremos por hastiarnos de este ejercicio y se habrá perdido un importante factor dentro del sistema de equilibrios que es la democracia.
Por otra parte, los señalamientos que días atrás se hicieron al Gobierno Municipal panista respecto a la licitación de las obras que se realizan en diversos puntos de la ciudad, están en manos del Congreso y de la Contraloría del Estado. Dejemos a dichas instancias su estudio por separado y llévese la elección extraordinaria sobre las propuestas que ofrezcan los candidatos, en relación a la función específica a la que aspiran.