El abuso de poder es un vicio tanto en nuestro país como en la historia de la humanidad, que sólo puede ser frenado con un esfuerzo constante. La posibilidad de limitar el proceder de las autoridades está en relación directa al avance cívico y cultural de las comunidades, lo que ha dado la oportunidad de analizar el fenómeno en comento en una película mexicana que lleva el nombre que encabeza Nuestro Concepto del día de hoy.
La cinta analiza la vida en un pueblo del norte mexicano y presenta en forma descarnada y anecdótica la realidad del abuso de poder, en un estilo impresionante y a la vez irrisorio. En nuestra Comarca Lagunera en los últimos días se han presentado ejemplos de formas autoritarias y premodernas de ejercer el poder en Mapimí, Durango y en Francisco I. Madero, Coahuila, en cuyos casos parece que el tiempo se ha detenido.
Nuestras páginas de información regional han dado cuenta del comportamiento de alcaldes que menosprecian la función de los regidores como integrantes del cuerpo colegiado de gobierno que es el ayuntamiento. En el caso de Francisco I. Madero, una regidora de oposición acusa al Alcalde de violar el Código Municipal, al ser omiso de realizar las sesiones de cabildo en público como manda dicho ordenamiento.
Es responsabilidad conjunta de sociedad, partidos políticos y gobierno el impulsar la cultura cívica que nos lleve a mejores formas de vida pública y en ese sentido es muy poco lo que se hace. A ello obedece que sobrevivan modos autoritarios de ejercicio del poder, que deben quedar a atrás para abrir paso a mejores formas de convivencia política, que sean el marco adecuado del desarrollo y el bienestar.