Los intentos del alcalde Luis Fernando González Achem para justificar anomalías en la administración de recursos del Municipio de Lerdo, resultan una burla. De acuerdo a lo dicho por el jefe de la comuna lerdense, su condición económica y su carencia de fortuna personal, explica que haya sustraído algún dinero en vía de préstamo, porque según su dicho “prefiero pedir prestado que robar”.
El Alcalde olvida que gobierna una población que ostenta el rango de Ciudad y que la madurez de sus gobernados está probada en la alternancia en el ejercicio del poder en ese Municipio. Las excusas que expresa para justificar préstamos a su favor, la falta de comprobación de gastos y hasta ciertos desvíos, las presenta con una careta de autocompasión: “soy un hombre pobre...”
En otra vertiente del tema, toda administración pública o privada, grande o pequeña, está obligada a recabar comprobantes de gastos. En otra, que el director de Atención Ciudadana sea proveedor del Municipio y haya fabricado una instalación pagada por el erario público para satisfacer una solicitud de la comunidad hecha por su conducto y tramitada por sí mismo, es una grave irregularidad que al Alcalde le parece poco, por virtud de que “la cantidad habla de que no hubo un gran dolo”.
Las declaraciones de González Achem llaman a una reflexión profunda, en la que además de una comunidad azorada debe participar el propio Alcalde. No cabe duda que pese a los tiempos de modernidad, aún nos falta mucho camino por recorrer como sociedad, para llegar a un nivel de vida pública en el que el decoro, la sensatez y la calidad profesional, sean una constante.