La decisión del Cabildo de Torreón en el sentido de autorizar la compra del edificio del Banco de México que se ubica frente a la Plaza de Armas, es positiva. Lo anterior porque el edificio tiene un valor intrínseco e histórico digno de ser preservado, además de la importancia que pueda tener dicha adquisición como inmueble útil, que pueda ser destinado a la satisfacción de necesidades del gobierno o de la colectividad.
La operación puede ser el esperado detonador del rescate del centro histórico de nuestra ciudad, respecto del cual se han dado algunos pasos que no obstante su importancia, aún son insuficientes. Nos referimos a la reconstrucción del antiguo Cine Nazas para ser transformado en Teatro de la Ciudad y al rescate del edificio del Casino de la Laguna, para ser incorporado al proyecto del Museo Arocena.
Sin embargo el proyecto del rescate histórico sigue planteando un problema irresuelto en la falta de estacionamiento, lo que obliga a enfocar este tema y poner manos a la obra. En este punto la administración que preside el licenciado Guillermo Anaya no ha concretado, pues ni presta ni concesiona el servicio público de estacionómetros, ni tiene propuesta definida respecto a la apertura de estacionamientos privados o públicos.
Al ser interpelado sobre el particular, el Alcalde se limita a repasar una serie de posibilidades que van desde la construcción de un estacionamiento subterráneo en la Plaza, hasta la hipotética disposición de terrenos de superficie en diversos puntos. El tema debe concretar, pues de lo contrario la compra del edificio que se comenta corre el riesgo de redundar en el agravamiento del problema de estacionamiento en el centro de la ciudad o en la adquisición de un elefante blanco.