Aunque todavía no hay una definición, el cambio de responsable de la coordinación de la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional en la Cámara de Diputados parece inminente y de concretarse conducirá a una ruptura de la estructura partidista, pues es casi seguro que, en tal caso, Elba Esther Gordillo no se conformará con ser una diputada más dentro de esa Cámara.
Este problema, que trascendió ya las fronteras del Partido, ha tocado extremos y se han dicho y respondido muchas cosas que implican ofensas abriéndose heridas difíciles de restañar. Como ejemplo de ello, ahí están las declaraciones de uno de los voceros de Roberto Madrazo, el diputado Carlos Jiménez, quien sin rodeos declaró que: “El verdadero factor de división en la bancada del PRI se llama Elba Esther Gordillo, quien responde a los intereses de Fox”.
Ante tal estado de cosas, quince de los diecisiete gobernadores priistas suscribieron un comunicado a la Comisión Política Permanente del PRI mediante el cual pidieron a las partes en conflicto buscar una salida negociada para evitar la producción de una escisión interna, pero su petición no fue escuchada y las descalificaciones continuaron, lo que lleva a estimar que no hay a la vista forma de lograr que se imponga la calma.
Si todo se concretara a una divergencia interna no habría mayor problema. Pero lamentablemente este conflicto afecta al país porque el resultado de esta confrontación puede incidir en la configuración de la Cámara y dificultar aún más las negociaciones para sacar adelante una propuesta viable y eficiente de Reforma Fiscal para el próximo año, sin dejar de valorar que en este conflicto se están invirtiendo días que son valiosos para llegar a acuerdos parlamentarios antes de que concluya este mes.