Tiempo de México
De acuerdo a la opinión común de los analistas de nuestra vida pública, resulta indispensable para el desarrollo de nuestro país una Reforma Fiscal que simplifique los trámites, aumente la recaudación y reduzca el nivel de evasión. Sin embargo dicho objetivo se encuentra en grave riesgo de fracasar en virtud del desacuerdo que divide al Gobierno Federal y a los Diputados y Senadores del Partido Revolucionario Institucional, como fuerza de mayoría en el Congreso.
El Presidente propone gravar con el Impuesto al Valor Agregado a medicinas y alimentos, y reducir al diez por ciento el pago generalizado de tal impuesto. Esta propuesta compensatoria con la que el Ejecutivo dice cumplir los fines de la Reforma Hacendaria no satisface a un sector de legisladores priistas, porque su aprobación los haría faltar a sus promesas de campaña en las que con un efoque que hoy se advierte demagógico, enarbolaron la bandera del rechazo a dicha propuesta.
Para evitar la división al interior del PRI, su dirigencia nacional propone la creación de nuevos impuestos que en esencia gravan la actividad productiva con el riesgo de generar un aumento de precios, el traslado final del impacto al consumidor y una complejidad adicional que alienta la evasión. Ante semejante planteamieto que supone la creación de un mounstro fiscal, hasta los propios legisladores priistas se rebelan amenazando con hacer fracasar todo intento de reforma.
En ese entorno se alza la voz del diputado Carlos Jiménez Macías, distinguido priista que acusa a los dirigentes de su partido de hacer el ?trabajo sucio? a la Presidencia de la República y pregunta: ¿Vamos en los tiempos del PRI o en los tiempos de Fox? A dicha interrogante cabe contestar con ánimo de exigir un acuerdo nacional de cara al interpelante, nuestro Gobierno Federal y Legisladores: ¡Señores, vamos en los tiempos de México!