Las elecciones de diputados federales ya pasaron; los mítines, reuniones, manifestaciones y los recorridos por barrios, colonias y ejidos ya son un recuerdo, pero ahora le toca a la ciudadanía vivir la cruda realidad de la contienda política, de la llamada fiesta democrática que se vivió el pasado domingo seis de julio y durante la cual el gran vencedor fue el abstencionismo.
En embargo en esta ocasión dejaremos los resultados de la elección para otra ocasión, también dejaremos para después las trampas utilizadas por los representantes de partidos y candidatos para sumar sufragios para sus respectivas causas.
Sólo mencionaremos que los golpes bajos, los denuestos, insultos y guerra sucia que se vivió por parte de un partido y otro también, fue la misma que en pasados comicios, con la salvedad de que en esta ocasión se multiplicaron las acciones dejando muestra de que los partidos políticos y los candidatos se encuentran dispuestos a todo con tal de lograr sus metas y al decir que están dispuestos a todo, se debe traducir como el hecho de que no les importa engañar a la ciudadanía, comprar los votos, mentir, amenazar y todo lo que le quite a las elecciones el sobrenombre de “Fiesta Cívica” porque en el proceso hay de todo, menos civismo.
Pero en fin, eso será tema de otro día; por el momento solamente resta comentar que al haber pasado la fiesta de las elecciones, a la ciudadanía que en realidad participó poco en ella, le toca vivir la espantosa “cruda”.
Junto con el dolor de cabeza que le representa a los ciudadanos el escuchar a candidatos perdedores quejarse de mil cosas por su derrota y a los ganadores vanagloriarse de contar con el respaldo de las mayorías, al salir a la calle, el dolor de cabeza se incrementa al observar que toda la Comarca Lagunera ha quedado convertida en un muladar.
Miles de pendones de plástico en donde se muestra la imagen de los candidatos de los diferentes partidos, sus frases, los colores de los institutos políticos aún se encuentran en arbotantes, postes, semáforos, mallas ciclónicas, árboles, anuncios espectaculares, fachadas de casas y negocios y en los sitios más increíbles.
Pasó la fiesta cívica y ningún partido político ha mostrado su civismo quitando la propaganda que en su momento hasta en jornadas nocturnas extraordinarias estuvieron colocando.
Todos los partidos políticos son responsables de la pésima imagen que ahora presenta la Comarca Lagunera y nadie hasta el momento ha anunciado que retirará sus pancartas; parecen haber sufrido amnesia tanto los candidatos como los dirigentes de los partidos políticos y los coordinadores de las pasadas campañas.
En Lerdo, el alcalde Luis Fernando González Achem fue quien mostró respeto por la ciudadanía y cariño por su municipio. Las elecciones fueron el día seis y el siete por la mañana dio instrucciones para que se empezara a retirar la propaganda política y anunció además que posteriormente se dialogará con los representantes de los partidos para acordar sobre el costo de estas acciones de limpieza.
En Gómez Palacio también se iniciaron trabajos con la finalidad de regresar a ese municipio el bello aspecto que ha ganado poco a poco, especialmente en las entradas y sus arterias principales, sin embargo en Torreón las cosas son diferentes; sigue cochino.
Las autoridades municipales que encabeza el alcalde Guillermo Anaya dieron a conocer que concederán un plazo de una semana a los partidos políticos para que retiren su propaganda y en su caso empleados municipales la retirarán y enviarán el correspondiente cobro a los partidos políticos; es perder el tiempo, pues todo el mundo sabe que de todas formas el Ayuntamiento tendrá que quitar esa propaganda y también todo el mundo sabe que nunca recuperará un peso de los partidos políticos como pago a esas acciones.
Y vistas así las cosas, no tiene caso dar una semana de plazo para que cumplan con algo que nunca van a hacer y lo más recomendable es que de inmediato se haya iniciado la operación limpieza.
Para prevenir este tipo de situaciones que se dan en cada proceso electoral, se hace necesario que los flamantes legisladores que cobrarán algo así como 70 mil pesos mensuales en la Cámara de Diputados, reformen la Ley Federal Electoral y le incluyan algún artículo mediante el cual se obligue a partidos y candidatos a limpiar su “cochinero” en las 72 horas siguientes al día de la elección o en su defecto la aplicación de sanciones económicas ejemplares que les hagan recapacitar para próximos eventos electorales.
En la Ley Electoral de Coahuila, ya existen lineamientos sobre el particular, sin embargo, el anterior proceso fue para diputados federales y nada normó la colocación de propaganda, ni el tipo de promocionales, por lo que ahora es una vergüenza pasar por el bulevar Revolución, en donde el PRD colocó toneladas de pendones plásticos que tardan años en descomponerse y durante todo ese tiempo permanecen como contaminantes de alto riesgo; el PAN también tiene inundada toda la ciudad con sus pendones plásticos, mismos que se encuentran “hasta en la sopa”.
El PRI no se ha quedado atrás y también se encuentran sus carteles por todas partes contribuyendo de esta manera a cambiar para mal el aspecto de la ciudad y qué lástima que así todos los partidos políticos sigan pregonando que quieren a la región, que lucharán por su engrandecimiento, belleza y progreso; el estado en que dejan las calles es muestra de la mentira de sus discursos.