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Nuestro entorno/La muerte se pasea

Alan Acoyani

Sucede cada vez que una nueva autoridad asume el cargo, se empiezan a “descubrir” cosas que antaño estuvieron ocultas, vicios que nadie sabía que existían u obras o gastos que no se justificaron.

Los tres primeros meses, (en promedio) de cada administración, se utilizan por parte de los nuevos funcionarios en sacarle sus trapitos al sol a los antecesores y más aún cuando éstos son de un partido político contrario al que detenta el poder.

Torreón, con toda su modernidad, con sus deseos de progreso y con el esfuerzo de los representantes sectores de la población dedicados a crear nuevas fuentes de empleo, a modernizar nuestra forma de vida y a tratar de que nuestro municipio sea tomado en cuenta en el contexto nacional, no escapa en estos momentos al fenómeno de señalar errores de otros.

No escapa al embrujo de señalar las fallas y errores de los que ya no están, aún cuando para ello se vea en la necesidad de descuidar la creación de nuevos planes y proyectos, de atender los reclamos que se les hicieron en campaña, de buscar más recursos para la realización de obras pendientes o de atender reclamos sociales en las colonias populares y en comunidades ejidales.

En síntesis, las nuevas autoridades municipales que encabeza Guillermo Anaya Llamas han decidido enfocar sus esfuerzos a justificar la inoperatividad diciendo que son vicios heredados los que generan todas las fallas que padece Torreón y eso es malo, pues una vez que terminen los temas para culpar a las autoridades que salieron, se habrá perdido tiempo, esfuerzo y una gran parte de la confianza de la ciudadanía.

Todo lo anterior viene a colación no porque sea una característica propia de esta administración municipal, sino porque están siguiendo el mismo esquema de anteriores administraciones y de ser así, se descuidará la atención a los principales problemas que enfrenta la ciudadanía.

Uno de esos problemas, por desgracia grave, por no decir que mortal por necesidad, es el añejo problema de la prostitución masculina y femenina, mismo que es en esta ciudad tan viejo como el mismo municipio y más aún, pero que nunca ha sido atendido con la seriedad que el caso amerita y como consecuencia de ello, ha crecido en todos los rumbos de Torreón.

Personas que se dedican a la prostitución, sin control de ninguna especie invaden las calles del primer cuadro de la ciudad, las hay en los paseos públicos, en zonas consideradas como deportivas y no se diga en sitios de reunión social como son bares, cervecerías y otros establecimientos en donde se expenden bebidas embriagantes.

A nadie extraña en ningún sitio la presencia de personas que comercializan su cuerpo y es que a fuerza de estar todos los días y en todas partes “trabajando” esas personas, al ciudadano común y corriente ya le parece “normal” su presencia, aún cuando sea uno de los problemas más graves que se tienen.

Líneas arriba se dice que este es un problema mortal por necesidad y la verdad es que no se exagera, ya que Torreón, en el estado de Coahuila ocupa el primer lugar en personas que son portadoras del virus VIH, causante del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida.

Algunas autoridades justifican esas cifras indicando que Torreón es punto de convergencia de otros municipios de donde llegan personas con SIDA para recibir tratamiento, puede que sea verdad, pero eso no le resta importancia al problema y menos cuando nos enteramos por parte de las “nuevas autoridades” de la Dirección de Salud Municipal que la semana pasada se detectaron a tres homosexuales que padecen SIDA ejerciendo la prostitución en las calles de Torreón y más grave aún es el hecho de que son “reincidentes” en el desempeño de esa actividad.

Hay un homosexual más que fue detectado y que ignoraba ser portador del VIH, además de una mujer con la misma enfermedad.

Otro dato que nos pone a temblar es el hecho de que ni las autoridades de Salud Municipal ni las de Control Reglamentario tienen una estadística de las personas que dedicándose a la prostitución son portadores del VIH, sus direcciones, un récord de sus actividades, tratamientos médicos a que están sometidos o un seguimiento básico que se debe dar para evitar que continúen con la cadena de contaminación.

Las autoridades municipales, actuales y anteriores, han perdido el tiempo haciéndose señalamientos, marcándose errores y en el mejor de los casos, anunciando espectaculares obras materiales, inversiones cuantiosas y el ataque a viejos vicios y corruptelas, pero nunca han anunciado nada ni han emprendido nada para proteger a la población y especialmente a la juventud del espectro de la muerte que se pasea por las calles de Torreón en las personas que se dedican a la prostitución y que hoy por hoy, son la prueba irrefutable de que en las calles de Torreón, la muerte se pasea.

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