Cosas raras están pasando en esta nueva administración municipal y especialmente en el ámbito cultural, donde se ha dejado fuera a gente valiosa y se contrató a elementos que poco o nada saben de la responsabilidad que se les confirió.
Por su naturaleza, todas las manifestaciones culturales deben ser difundidas para que lleguen a los diferentes sectores de la población y abrir las puertas para que niños, jóvenes, adultos, adultos mayores y cuantos quieran, participen de las actividades de capacitación artística y cultural que se den en nuestro entorno y particularmente aquellas que se generan en los organismos oficiales, esto, con la finalidad de tener cada vez a más personas que participen, conozcan y disfruten de las diferentes manifestaciones artísticas y culturales.
Pero, nadie puede participar ni gozar de aquello que desconoce y todo esto viene a colación porque llegó hasta El Siglo de Torreón una copia del “Reglamento Interno” que rige a la Dirección Municipal de Cultura y los diferentes organismos que de ella dependen como son museos y centros culturales. En ese reglamento, vienen algunos puntos que realmente llaman la atención y entre ellos, se encuentra uno que realmente confirma la “Ley Mordaza en la Cultura” y dice lo siguiente:
“Queda estrictamente prohibido dar comunicados de prensa o entrevistas en horas de trabajo, sacar información de esta Dirección, así como publicarla, proporcionarla o enviarla por Internet, e-mail sin autorización por escrito de la Dirección. Las ruedas de prensa estarán programadas en el lugar indicado y difundidos por la persona que indique la Dirección”.
Con lo anterior, se impide a los encargados de los centros culturales y museos que den a conocer lo que están haciendo en sus áreas de responsabilidad y de esa forma se evita a los torreonenses saber en donde pueden participar en jornadas culturales, aprender artes y oficios relacionados con la cultura y las artes e incluso se impide conocer detalles de la historia de Torreón, ya que se impide proporcionar información sobre las actividades en museos y sus contenidos.
No deja de causar extrañeza lo anterior y de hecho es una contrapostura a lo declarado por el alcalde Guillermo Anaya Llamas, quien ha pregonado a voz en cuello que su administración será de total apertura y transparencia, además de que se daría especial atención a la difusión de la cultura y sus manifestaciones; eso ha dicho, pero algo no concuerda. Por otra parte, informes que se han logrado recabar, indican que la nómina en la Dirección de Cultura Municipal se incrementó al iniciar esta administración en un 26 por ciento con respecto a la administración anterior y así, mencionan la incorporación de personas que tienen como función solamente el vigilar a los empleados de esa dependencia municipal, o sea que contrataron “policías de la cultura”.
Se menciona además como ejemplo la baja de una persona de nombre Sandra Gancz que ganaba tres mil pesos al mes y en su lugar se contrató a Alicia Sánchez Vázquez con un sueldo de siete mil pesos; a Nelson Miguel de Ávila que ganaba tres mil 299 pesos lo sustituye Concepción Sotelo Medina con un sueldo de cinco mil pesos; José Luis Mauricio ganaba dos mil 500 pesos y le dejó su lugar a Sara Ugarte García que gana cinco mil pesos; Tomasa Pargas Mendoza también ganaba tres mil quinientos pesos y fue sustituída por Cecilia Franco López que gana cinco mil pesos, y así, los ejemplos proliferan de gente de experiencia con bajos sueldos que causó baja y dejó su lugar a elementos que poco o nada saben de cultura y con salarios nada despreciables.
Una de las bajas más significativas sin duda es la de Elisa Gutiérrez Galindo, que estaba como directora del Archivo Municipal y que al quedar fuera de la administración de Guillermo Anaya, de inmediato fue llamada a la capital del país en donde ahora se desempeña como “Directora de Archivos Municipales”, del Archivo General de la Nación.
Y hablando de nómina cultural, destaca el caso del secretario particular de Alberto González Domene, titular de la Dirección Municipal de Cultura, una persona de nombre Héctor Sifuentes Hernández, quien tiene como responsabilidad única, estar presente a las nueve de la mañana en la dependencia, para pasar lista a los empleados de la misma y una vez cumplida su misión se retira, pues con ello ha justificado un salario de siete mil 241.79 pesos mensuales.
En resumen, algo raro está pasando en el ámbito cultural y el Alcalde debe poner atención en este nuevo llamado de alerta ya que mientras se le incrementan los gastos en las instancias culturales, se toman medidas para que no se difunda lo que en ellas se hace y se limita a los empleados municipales para el cumplimiento de sus encomiendas de llevar el arte y la cultura a todos los estratos sociales.