03 de diciembre de 2003
Roma, (EFE).- El papa Juan Pablo II tuvo hoy de nuevo un aspecto cansado durante la audiencia general de los miércoles, en la que dijo que Cristo con su redención salva al hombre de la esclavitud y que sólo el puede aplacar la sed de la humanidad, mientras ésta avanza en el desierto de la historia.
Al contrario que los pasados días, en que tenía buen aspecto, dentro de sus limitaciones, hoy se le vio más cansado y con una voz débil, que no le impidió leer parte de la catequesis de la audiencia y saludar en diferentes idiomas, entre ellos en español, a los más de nueve mil fieles presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano para la tradicional audiencia pública.
La catequesis de la audiencia la dedicó al Salmo 113 A "Maravillas del Exodo de Egipto", en el que se evoca el éxodo de Israel de la opresión de los egipcios.
El Obispo de Roma manifestó que el mar, el río, los montes, las colinas, los carneros, los corderos, son testigos de esa liberación.
"Dios transforma la roca en un manantial de agua, que se convierte en un lago. En la base de ese prodigio está su paternal amor hacia su pueblo. Ese gesto es el signo del amor salvador de Cristo, que apoya y regenera a la humanidad mientras avanza por el desierto de la historia", afirmó el Pontífice.
Como ya es habitual, el Papa no leyó hoy los resúmenes de la catequesis en diferentes idiomas, como hasta ahora hacia, limitándose a saludar en español, portugués, italiano, inglés, francés, alemán, polaco y croata a los fieles procedentes de esas naciones.
En español tuvo palabras de afecto para los fieles de España y América Latina presentes, a quienes dijo: "bautizados en Jesucristo, en el agua y el agua y el Espíritu Santo, y redimidos de todo pecado, renaced como hombres nuevos y cantad el cántico nuevo".