(1) Ante todo, es necesario que prodiguemos elogios y que mostremos un aprecio sincero por la persona en quien deseamos ver un cambio benéfico. (2) Debemos formular preguntas, pero no girar órdenes directas. (3) Hay que indicar los errores gentilmente y no criticar. (4) Si se mencionan los errores de los demás, que sea en forma indirecta. (5) Eche mano del mayor estímulo posible. Hay que hacer que cada falta aparezca como mínima y fácil de corregir. (6) Y luego nos aseguramos de que la otra persona se sienta feliz llevando a cabo lo que le hemos sugerido, sin lastimarla para nada. (7) Hay que permitirles que se disculpen o expliquen. Y siempre, atribuirles buena reputación.