¿Quién puede salvar al mundo de la necesidad material y la insensibilidad y decadencia humanas? Sólo aquéllos que sienten emociones nobles profundas. Esas personas que arden por dentro sintiendo hacer el bien, sentimiento emocional que brotó hace miles de años, en hombres sencillos que intuyeron en lo más profundo la enorme responsabilidad de conducir a sus gentes y su entorno por los caminos de la autenticidad y la verdad. Pero no son los hombres que guían las naciones. Son los pensadores, los iluminados. Los gobernantes son esclavos del sistema socioeconómico organizado diseñado para degradar al ser humano. El becerro de oro puede con todo, es la realidad misma, la insensibilidad, la decadencia de los valores humanos. Ese maldito animal es buscado por todos... con un afán tal que en la búsqueda todo lo importante se destruye. Los que pretenden atesorar dinero, poder e importancia se vuelven peligrosos y estúpidos.
