Estamos viendo con horror que en este siglo XXI, que tanto se dijo de él en décadas pasadas, puede ser augurero real de un apocalipsis. Es fácil de ver: el hombre se deshumaniza más y más con los días y el imperio de la maldad se expande a niveles insospechados. Hoy, vemos que el ser humano ha alterado su poder mental en el sentido absolutamente negativo. La desconexión natural del cerebro del hombre moderno con los valores que dan sentido a la vida, esta sociedad materialista y mercantilista en la que estamos inmersos, está creando una nueva cepa de ser humano... muy distinto a lo que solía ser. Hay una pérdida de humanidad y de sensibilidad horribles. Por ello debemos estar alertas al flujo de la corriente en cómo se desenvuelve el mundo que nos tocó vivir. Los vínculos afectivos dejan de serlo para ser sólo aberrantes intereses mercantiles mezclados con sentimientos de placer y de deseo sexual. Pero si vemos a los seres humanos acaudalados, y sus rostros tiznados, veremos que no son modelo.