La cuestión de las buenas relaciones humanas es muy simple: en la medida en que nuestras relaciones con los demás sean pobres aumentará nuestra tendencia a vivir una existencia llena de problemas y más difícil nos será conseguir el triunfo. Por el contrario, en la medida en que sean buenas nuestras relaciones con los demás, aumentará nuestra tendencia hacia una vida agradable. Un individuo puede ser brillante en muchas cosas, y, sin embargo, incapaz e ignorante de ganarse la cooperación de otros y de conservarla. Si aprendemos a relacionarnos con los demás en buen espíritu, podremos atraer a las gentes adecuadas a nuestras vidas como un magneto. Le damos valor añadido a la vida.