La humanidad está en crisis y sólo aquéllos que maduren en la paz y el silencio interior comprenderán que, más allá de todas las ideologías y mentalidades que el ser humano se ha forjado a lo largo de los siglos, está la realidad pacífica y silenciosa y ella es inmutable. En este mundo materialista y nihilista, sólo nos queda confiar en nosotros mismos... mientras vivimos, si entendemos que la paz y el silencio viven fuera y dentro de nosotros mismos, y lo experimentamos cada segundo, encontramos el camino donde no hay respuestas y sólo la experiencia de vivir en la acción es la clave de todas las dudas. Hay que recordar que en ninguna parte está quien quiere estar en todas. El mundo está en peligro. Eso no es novedad. Por ello hay que rechazar la maldad, que ha echado raíces en las instituciones, y en todas las relaciones. A quienes han denunciado la prevalencia de la maldad, se les ha tildado de locos, pero son genios auténticos.