Los seres humanos, como el nogal venimos a este mundo desde la inconsciencia total, y nacemos sin que intervenga nuestra voluntad para ser la evolución misma. La maldad es radical, y la verdad tiene que serlo por fuerza también; no admiten medianías. En la verdad crecemos; en la maldad, nos extinguimos. Somos seres humanos desvalidos frente a la naturaleza y la sociedad, y estamos expuestos a la agresión y a la invasión del mundo exterior sin que podamos reaccionar. Si caemos en manos que entienden la vida, nuestro cuerpo, nuestro espíritu, nuestra mente... evolucionarán hasta conseguir ser el gran proyecto escrito en el misterio de las profundidades de la vida. Mucha maldad vemos a diario, pero más y más con los días. Muy poca gente se sorprende con la diversidad impresionante de la vida. Todo mundo ya parece verla y vivirla bajo el mismo lente de la mentira, de la ambición y de la malevolencia.