No hay nada que se pueda apreciar más que la firmeza y la decisión de carácter. La mente de los indecisos e inseguros verdaderamente es un cementerio de buenas intenciones. Frecuentemente hay una línea muy estrecha entre perder y ganar. Debemos ser decididos en lo que no queremos hacer, y luego podremos actuar con vigor en lo que debemos lograr. Las decisiones algunas veces son asumidas con descuido. Debemos aprender a no ser indecisos. Si queremos madurar y evolucionar, es indispensable aprender a tomar decisiones. En el análisis final, no hay más solución para los problemas del hombre que el trabajo honrado, las decisiones honestas y las hazañas de día con día.