Las bombas del mal están por estallar, debido a la falta de conciencia y de sensibilidad. Es tal el punto de desgaste humano que ejerce la comunidad insensible, que sólo las bajas pasiones brotan como metralla de odio. Bien fácil la tiene el espíritu del mal para seguir extendiendo su reino por todo el mundo, y al fin destruirlo como satisfacción perversa de su venganza personal.
Pero, ¿por qué ese afán de entregar a la nada el grandioso milagro de la existencia? ¿Qué es realmente el bien y el mal? ¿Es la moral una ley o un principio universal que debe regir a los seres humanos para que sus comportamientos emocionales no provoquen la destrucción del mundo? A estas alturas de la vida, la conciencia emocional es tan importante como el mismo pan. Necesitamos desarrollar conciencia, valor y autocontrol para no dejarnos arrastrar por el símbolo siniestro de estos tiempos irreflexivos, y violentos.