El mundo corre peligro, lo podemos ver, sentir y palpar. ¿Sobrevivirá la humanidad toda vez que está cavando su propia tumba, que se está exterminando sola? ¿Somos de las últimas generaciones sobre el planeta? Quizás. Las mentalidades fanáticas de las naciones y la lucha por el poder a través de las armas, son emociones que subsisten en todos los gobiernos del mundo. El odio, la ira, la soberbia, la avaricia, el afán de poder... son claras e indubitables manifestaciones de intolerancia emocional. La maldad del bicho raro humano, puede desbordar, insensible y mezquino, todas las previsiones de futuro de paz para toda la humanidad. La bomba atómica, la bomba de neutrones, las armas biológicas... son todos los artilugios del mal emocional de nuestros ancestros y más cercanos antepasados, y ahora en la actualidad la maldad sigue avanzando tratando de degenerarlo todo. Entonces la destrucción es imparable.