Por supuesto, existe mucha maldad y cada vez está más al descubierto que se disemina como un virus mortal. Hay una espesa masa gris que cubre al mundo y produce sombras, pero tenemos que sobreponernos por encima de los miedos y remontar el vuelo.
Sin ningún tipo de dudas, tenemos que vivir, los que hemos descubierto un atisbo de esperanza, en el pensamiento noble y sostenido y las acciones concretas, encaminadas a poner orden en el desbarajuste y caos de las relaciones humanas, que se degradan y como nunca antes en la historia.
¿Por dónde empezar? Por nosotros mismos, ordenando y volviendo a ubicar e incorporar todo cuanto hemos destruido por el desconcierto, la inseguridad, la duda, la confusión, el desengaño, la traición y la propia malevolencia que engendran. El punto de partida es hacer una declaración de intenciones de cambio en todos los aspectos de nuestra vida, el espiritual en esencia.