Un ejemplo de hipocresía moral que nos enseña la sociedad, nos empuja hacia un falso sentido de deber moral. Nos dicen lo que les debemos; nos dicen cómo debemos comportarnos; cómo debemos reaccionar; nos explican y nos someten a explicaciones de lo que es un buen hijo o un buen cónyuge, aunque todo sea solamente apariencias. Pero no hay que caer en esta trampa de la hipocresía moral, que es la moral social, y que es destructiva de la honestidad, de la decencia y del autorrespeto. La verdad es que nadie nos debe nada ni le debemos nada a nadie. Lo que damos es espontáneo y lo que se nos da no debe tener otra cualidad que la espontaneidad. Se da a impulsos del corazón.