Nuestro mundo está hecho de sugestiones... muy negativas que nos programan la mente para lo negativo y lo malo. El carácter de unos influye sobre de otros. Inconscientemente absorbemos las sugestiones de aquéllos con quienes estamos o de quienes nos rodeamos o a quienes escuchamos en los emponzoñados médicos de comunicación. En consecuencia, no es de extrañar que el carácter de nuestros tiempos sea absolutamente depresivo. La depresión es ya una enfermedad espiritual colectiva. Incluso vemos la depresión infantil y juvenil como se diseminan como una plaga. El poder del pensamiento es enorme y de ello no nos percatamos. Las influencias más poderosas las ejercen sobre nosotros los pensamientos sutiles; ellos operan desde el inconsciente y dirigen nuestra vida. La depresión generalizada genera problemas en las relaciones humanas. Altera el funcionamiento de nuestro mundo emocional y por ende corrompe aún las relaciones más significativas e importantes.