15/abril/2003
TALLIL, Iraq, (Reuters) - Estados Unidos y Gran Bretaña sostuvieron el martes conversaciones con diversas facciones iraquíes sobre la reorganización de Iraq, en las que las urgieron a hacer a un lado sus diferencias y les aseguraron que se les permitirá gobernar su propio país.
Los líderes políticos y religiosos, que se reunieron en una base aérea estadounidense instalada cerca de la antigua ciudad de Ur, en el sur de Iraq, acordaron reunirse dentro de 10 días luego de su primer encuentro, en el que hubo tantas preguntas como respuestas.
El general estadounidense retirado Jay Garner, a cargo de los esfuerzos para reconstruir Iraq, dijo al inaugurar la sesión: "Un Iraq libre y democrático comienza hoy aquí".
Sin embargo, los eventos que rodearon la reunión, que fue boicoteada por el mayor grupo chiíta musulmán, basado en Irán, hicieron ver que gobernar el Iraq de la posguerra será mucho más difícil que la guerra de 26 días para derrocar a Saddam Hussein.
Ahmad Chalabi, el poderoso empresario iraquí favorecido por el Pentágono para ejercer un papel importante en Iraq, no asistió a la reunión inaugural y envió a un representante.
Paralelamente, el Consejo Supremo para la Revolución del Islam en Iraq, con sede en Irán, anunció con anticipación que boicotearía la reunión.
El inicio del encuentro se retrasó por razones que no fueron explicadas, y por demostraciones que dejaron ver que los iraquíes no tienen más ganas de ser gobernados por Estados Unidos que por Hussein.
En tanto tropas lideradas por Estados Unidos trabajaron junto con policías locales para restablecer el orden en Bagdad y otras ciudades, luego de que la población donde nació Hussein, la norteña Tikrit, cayó el lunes en manos de las fuerzas invasoras sin que se produjera la sangrienta batalla esperada.
Las tropas seguían en alerta en previsión de posibles ataques de fuerzas leales a Hussein y de voluntarios extranjeros que viajaron a Iraq por su sentimiento antiestadounidense.
Las conversaciones cerca de Ur, 375 kilómetros al sur de Bagdad, subrayaron las divisiones y desacuerdos entre los grupos que se habían opuesto a Hussein, y que están unidos por una sola idea común: no convertirse en los títeres de Estados Unidos.
Zalmay Khalilzad, enviado especial del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo que Washington no tiene intención de gobernar Iraq.
"Queremos que ustedes establezcan su propio sistema democrático basado en las tradiciones y los valores de Iraq. Les pido que tomen esta oportunidad para cooperar entre ustedes", dijo.
MILES DE IRAQUIES PROTESTAN Antes de que iniciara la reunión, miles de iraquíes salieron a las calles de la cercana ciudad de Nassiriya gritando que se querían gobernar ellos mismos. El coro que se escuchaba era: "No a Estados Unidos... No a Hussein".
Cerca de 80 líderes iraquíes provenientes de grupos radicales y moderados de chiítas, de la facción musulmana sunita, de los kurdos y de las agrupaciones monárquicas, estuvieron presentes.
Muchos, sin embargo, expresaron molestia por la designación que hizo Washington para que Garner encabezara la administración interina en Iraq después de la guerra.
La Oficina de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria (ORAH) de Garner dice que quiere entregar el poder a un gobierno iraquí en cuestión de meses, aunque la autoridad militar de Estados Unidos en el país parece que va a quedarse más tiempo.
Las fuerzas de ocupación tienen la dura tarea de instalar un gobierno democrático en un país étnica y religiosamente dividido que en los últimos 100 años fue gobernado por una monarquía, un régimen militar dictatorial y la administración de mano dura del Partido Baath de Hussein.
Sin embargo las expectativas son altas según diplomáticos. Iraq, devastado por guerras y sanciones económicas, posee la segunda reserva probada de petróleo del mundo y está situado en un lugar geográfico clave: entre el mundo árabe, Irán y Turquía.
BOICOT DE GRUPO CHIITA Los participantes a la reunión fueron llevados por vía aérea a la base y se reunieron con varias varias horas de tardanza, sin que nadie hubiera explicado las razones.
Las ausencias de Chalabi, el poderoso empresario iraquí favorecido por el Pentágono, y del principal grupo musulmán chiíta que se opuso Husssein fueron noticias poco alentadoras para el futuro de las conversaciones.
"No podemos ser parte de un proceso que está bajo el mando de un general estadounidense", dijo un portavoz del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, con sede en Irán y que boicoteó la reunión.
Un portavoz de Chalabi dijo a la radio de la cadena británica BBC que el encuentro del martes, sostenido en medio de duros controles a la prensa impuestos por los militares norteamericanos, era apenas uno de varios y que los líderes de oposición planeaban sostener su propia reunión en Bagdad pronto.
"Los iraquíes deben gobernar Iraq, no necesitamos que esté a cargo ni a un general estadounidense ni a un burócrata de la ONU", dijo Zaab Sethna.
"Esto no beneficia a Iraq", dijo por su parte Abdelaziz Hakim, importante miembro del Consejo Supremo para la Revolución del Islam en Iraq. "No aceptamos los auspicios de Estados Unidos ni los de nadie más".
El general Tim Cross, el oficial británico de más alto rango en el equipo de Garner, dijo que una idea central une a los diversos grupos iraquíes: "Todos quieren que salgamos de aquí lo antes posible. Quieren ser responsables de nuevo de su país".