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MÉXICO, DF.- Durante las obras de rehabilitación del Centro Histórico, personal del Gobierno del Distrito Federal se topó con un nuevo hallazgo arqueológico, en las calles de Donceles y República de Argentina.
Vecinos y trabajadores del lugar comentaron que el viernes pasado, los ingenieros encargados les comentaron que habían encontrado una parte de una pirámide, por lo que el hoyo de casi tres metros de profundidad quedó resguardado, mientras autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) revisan el monumento.
A sólo dos cuadras del Templo Mayor, éste hallazgo forma parte de las 19 pirámides que constituían el centro ceremonial, según comentó personal del museo que lleva el mismo nombre.
Consultada al respecto, Ana Lilia Cepeda, directora del Fideicomiso del Centro Histórico, dijo que durante las obras han encontrado algunos vestigios.
“El viernes pasado, nos dimos cuenta de que las máquinas dejaron de excavar en la esquina de Donceles y República de Argentina. Después, vimos a un arquitecto y nos dijo que ahí había unas ruinas arqueológicas y, por eso, habían hecho a un lado la pala gigante que usan para hacer hoyos”, relató José Muñoz, taxista de un hotel que se encuentra en la misma calle.
Dijo desconocer qué sucederá, porque dejaron inconcluso ese pedazo. “No sabemos si lo taparán o lo dejarán”, comentó.
Dos personas más, que habitan sobre Donceles, también confirmaron esta versión: “Sí, descubrieron una parte de una pirámide. A todos nos avisaron para que tuviéramos cuidado”, comentó Pedro Ramírez, mientras que Juan Domínguez, quien es comerciante ambulante de la zona, también coincidió con esta versión.
El hallazgo ha provocado un poco de inquietud entre algunos de los vecinos, pues temen que vayan a expropiarles.
El Templo Mayor. El 21 de febrero de 1978, un grupo de trabajadores de Luz y Fuerza hallaron restos prehispánicos en el subsuelo del Zócalo, entre ellos la representación de Coyolxauhqui, diosa de la Luna y hermana de Huitzilopochtli, dios de la Guerra.
El gobierno de López Portillo procedió a expropiar y demoler los edificios que comprendían parte de las calles que conformaban el cuadro, y que cubrían las ruinas del Templo. El proyecto duró cuatro años, tiempo en que se localizaron 107 tumbas u ofrendas, de las cuales se obtuvieron 8 mil piezas de diferentes tipos.