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PANAMÁ, PANAMÁ.- Los obreros y el gobierno panameño medirán fuerzas mañana con el llamado a un paro nacional de 24 horas, aunque varios gremios han evitado sumarse a la protesta por diferencias sobre el futuro de la Caja de Seguro Social (CSS).
La huelga será la máxima manifestación de los grupos populares contra la destitución hace dos semanas del director de la CSS, Juan Jované, medida que desencadenó fuertes choques callejeros entre trabajadores y policías antidisturbios.
Varias organizaciones sindicales se han unido para exigir el reintegro de Jované, un economista de izquierda, y en menos de una semana protagonizaron las dos mayores marchas contra la presidenta Mireya Moscoso en sus cuatro años de gobierno.
Moscoso dijo este fin de semana que el paro prorrogable era injustificado y una postura política de un sector de los trabajadores, ya que otros gremios como los médicos y transportistas se han abstenido de respaldar la protesta.
"Ya he manifestado que no se va a privatizar la CSS, entonces no hay excusas para la huelga", indicó la mandataria, quien ha recibido el apoyo de empresarios que estimaron pérdidas de hasta 30 millones de dólares diarios con un paro nacional.
Al paro de 24 horas se han adherido los trabajadores de la construcción, los más beligerantes del país, maestros, enfermeras y más de 150 mil servidores públicos entre las advertencias del gobierno y patrones que aplicarán represalias a una huelga ilegal.
Además de exigir la restitución de Jované, separado por supuesta "incapacidad manifiesta" para administrar la CSS, los obreros convocaron la huelga para rechazar la privatización de la entidad, aunque Moscoso ha descartado esa posibilidad.
La presidenta firmó el jueves un documento ante la iglesias y clubes cívicos del país para garantizar su compromiso de no privatizar la mayor institución de Panamá al abarcar el 25 por ciento del presupuesto estatal con mil 500 millones de dólares.
Los sindicatos calificaron de demagogia la actitud de la jefa de Estado y desconfiaron de su palabra al insistir en que la salida de Jované busca entregar la CSS al capital privado, pese a que los propios gremios patronales han descartado ese interés.
Ante la incredulidad de los obreros a su compromiso, Moscoso alegó que los grupos populares siguen una ideología comunista que desconoce a la iglesia.
Los sindicalistas "no son católicos y tienen el comunismo en su mente y no creen en Dios", dijo la mandataria a periodistas.