AP
FALLUJA, IRAQ.- Tropas de Estados Unidos apoyadas por helicópteros y tanques allanaron casas, detuvieron a sospechosos y confiscaron armas en el inestable poblado de Faluya ayer, como parte de una campaña contra insurgentes antiestadounidenses que han reforzado sus ataques contra las fuerzas de ocupación.
La campaña, denominada Operación Escorpión del Desierto consiste en una serie de barridas a lo largo de Iraq, usando la mayor parte de las unidades del ejército en el país, dijo un vocero del Quinto Destacamento del Ejército, el capitán John Morgan.
“Es una operación de combate para derrotar los grupos de resistencia sobrevivientes, que detienen la transición hacia un Iraq pacífico y estable”, dijo Morgan.
Varias familias iraquíes denunciaron atropellos por parte de los 1,300 soldados que realizaron los allanamientos en Faluya, a 55 kilómetros al oeste de Bagdad. Algunas dijeron que los efectivos ingresaron en las casas y detuvieron a personas que no tenían relación alguna con las acciones contra las fuerzas estadounidenses.
Para calmar las cosas, luego del allanamiento, los soldados entregaron paquetes de ayuda humanitaria, incluyendo libros escolares, medicinas e incluso osos de peluche. Entregas similares fueron realizadas a gran escala ayer.
No se informó sobre bajas estadounidenses o heridos iraquíes durante las acciones en las cuales participó la Segunda Brigada de la Tercera División de Infantería. La operación, una de las más amplias desde que se declaró oficialmente concluida la guerra contra Iraq el primero de mayo, no encontró resistencia y duró apenas tres horas.
Participando en la Operación Escorpión del Desierto se encuentran la Tercera y Cuarta División del ejército, la 101 División Aerotransportada, el Tercer Regimiento de la Caballería Blindada, la Primera División Blindada y algunas unidades de la fuerza aérea, dijo Morgan.
Agregó que las acciones a lo largo de Iraq suelen ser realizadas “usando informaciones específicas de espionaje para ir contra blancos específicos. Estamos dando nuestro mejor esfuerzo para limitar el número de personas inocentes atrapadas en esto”.
Casi 50 soldados estadounidenses han muerto en Iraq desde el final de la guerra. Muchos de los ataques ocurrieron en una zona al norte y este de Bagdad, conocida como el “triángulo sunita”, donde algunas personas mantienen su lealtad al régimen derrocado de Sadaam Hussein, dominado por los musulmanes sunitas.