BELGRADO, SERBIA Y MONTENEGRO, (Notimex).- Un hombre de Montenegro puso un anuncio para vender uno de sus riñones en 35 mil euros, debido a que su esposa está enferma de gravedad, tiene dos hijos que mantener y gana tan poco que desde hace años tiene que rentar un apartamento.
El diario Vijesti de esta capital informó que el anuncio fue encontrado en la puerta de entrada del Centro clínico de Podgorica, la capital montenegrina, y que un redactor se puso en contacto con el vendedor por medio de un teléfono celular.
El hombre afirmó que su grupo sanguíneo es el de “donante universal” y que a pesar de desconocer los detalles sobre la operación, también necesita el dinero para saldar una deuda.
Aseguró que lo único que le interesa es la calidad del hospital en el cual sería realizado el trasplante cuando ya tuviera un comprador.
El vendedor afirmó haber intentado publicar un anuncio de venta de riñón en varios diarios, pero fue rechazado.
Indicó que tan pronto pegó el anuncio en el portal del Centro clínico de Podgorica le llamaron siete mujeres que ofrecían menos dinero de lo que él pedía.
El diario Vijesti supo entre el personal hospitalario que aparecieron otros anuncios de venta de riñón de la misma persona, dentro del edificio, que fueron retirados, mientras el pegado a la puerta de entrada, permanece allí todavía.
De acuerdo con el diario, a excepción de la India y Vietnam, un riñón se consigue en Europa del este, sobre todo en Moldavia y Turquía.
Afirma que en esos países existen pueblos en los cuales muchas personas poseen solo un riñón vendido a veces por dos mil euros.
El rotativo montenegrino menciona una colecta de dinero en Travnik, Bosnia, mediante un anuncio firmado por la Asociación de Montañistas de ese país.
Allí se indica, dice Vijesti, que se necesita recolectar 35 mil euros “porque tal es el precio de la intervención quirúrgica incluido el precio del riñón y el tratamiento postoperatorio”.
En Serbia y Montenegro casi no se hacen trasplantes de riñón tras una serie de numerosas intervenciones de esa clase, durante la década de los ochenta del siglo pasado.
El público se enteró que el riñón cadavérico no se puede trasplantar, sino que hay que tomarlo de un paciente “con la muerte cerebral diagnosticada”.
Debido a ello, por lo general las familias se niegan a firmar la autorización de trasplante de riñón de sus allegados accidentados.