Agencias
BAGDAD, IRAQ.- Insurgentes lanzaron ayer una andanada de morteros que alcanzó al hotel Sheraton en Bagdad, donde se hospedaban muchos occidentales, según un soldado estadounidense.
“Disparos de mortero le dieron al techo del Sheraton”, dijo el soldado.
Según testigos, después del ataque dos autos pasaron a toda velocidad por un camino polvoriento que corre cerca del río Tigris, mientras guardias de seguridad y soldados estadounidenses abrían fuego. Posteriormente, una patrulla llegó al lugar para investigar.
Un asesor privado de seguridad dijo que el techo del hotel había sufrido algunos daños, pero que no hubo víctimas.
El 21 de noviembre, insurgentes dispararon cohetes contra el Sheraton y un hotel palestino adyacente desde carruajes tirados por burros, hiriendo a dos personas. El mismo día, utilizaron el mismo método para atacar al Ministerio del Petróleo.
Muchos contratistas extranjeros y periodistas se alojan en los custodiados hoteles, protegidos por muros de concreto y tanques y vehículos blindados del ejército estadounidense.
Por otra parte, tres soldados estadounidenses y cinco civiles murieron ayer en dos explosiones separadas en Iraq, que incrementaron la tensión a pocas horas de la celebración de la Navidad.
Un comunicado militar estadounidense dijo que una bomba explotó al paso de una caravana de tropas en una carretera cercana al pueblo de Samarra, a unos 100 kilómetros al norte de Bagdad.
En el suceso registrado a las 9:00 hora local murieron tres soldados, lo que incrementó a 205 el número de militares estadounidenses muertos en Iraq desde que Washington declaró finalizados los combates principales de la guerra que derrocó al presidente Saddam Hussein. Otros dos soldados norteamericanos murieron el martes en un ataque en Bagdad.
Previamente, cinco personas, incluido el atacante, murieron cuando un coche bomba estalló en las afueras de un edificio gubernamental en el norte de Iraq, horas después de que el Ejército estadounidense lanzara una vasta operación contra supuestos escondites guerrilleros en Bagdad.
El ataque con coche bomba contra la sede del Ministerio del Interior en la ciudad de Arbil, a 350 kilómetros al norte de Bagdad, fue aparentemente la respuesta de combatientes antiestadounidenses contra una vasta operación terrestre y aérea en un barrio de la capital, en búsqueda de insurgentes. El auto estalló fuera de la verja de entrada al Ministerio.
En el ataque murieron dos policías, un transeúnte, una niña de 13 años y el propio atacante. La explosión dañó el edificio y varios autos.
Las fuerzas de ocupación en Iraq, lideradas por Estados Unidos, han endurecido las medidas de seguridad en Bagdad y otros lugares en prevención de ataques de insurgentes durante la temporada navideña.
El norte de Iraq, controlado principalmente por kurdos, ha experimentado menos violencia desde que Hussein fuera derrocado en abril. Sin embargo, ha habido varios casos de coches bomba y asesinatos contra tropas estadounidenses e iraquíes que colaboran con las fuerzas de ocupación en la región.
El capitán Jason Beck, portavoz de la Primera División Blindada en Bagdad, dijo que la operación “Puño de Hierro” estaba dirigida a los guerrilleros que podrían aprovechar la temporada navideña para lanzar nuevos ataques contra las fuerzas de ocupación. “Los enemigos usarán los días festivos para atacar, por razones psicológicas”, dijo Beck.
“Este es, obviamente, un momento especial del año para todos los soldados, por lo que tenemos que seguir atentos”, añadió.
Más de 200 soldados estadounidenses han muerto desde que Washington declarara el primero de mayo el fin de los combates principales en Iraq. Funcionarios de Estados Unidos han culpado a los seguidores de Hussein y a militantes extranjeros por estos ataques.