La Habana, Cuba.- De riguroso incógnito, el cineasta estadounidense Oliver Stone volvió a La Habana para filmar conversaciones con líderes disidentes y un grupo de esposas de presos políticos, pero los entrevistados no han quedado satisfechos.
Unos y otras cuestionan la objetividad y acusan de prejuicios al famoso director de Platoon, JFK y Nixon, a quien consideran “desinformado” y “tendencioso” sobre Cuba.
“Ríspido” fue la palabra que usó Blanca Reyes, esposa del poeta y periodista Raúl Rivero, para definir el encuentro con el equipo del cineasta.
“Vinieron a mi casa a entrevistarnos a Claudia Márquez, esposa de Osvaldo Alfonso, a Miriam Leyva, casada con Espinosa Chepe y a mí”, explicó, Blanca Reyes, quien defiende con pasión y argumentos la inocencia de su esposo recientemente condenado a 20 años de cárcel. Miriam Leyva, la esposa de Espinosa Chepe, por cuyo delicado estado de salud ha intercedido el Papa, comentó el “gran despliegue de agentes de la Seguridad del Estado que había en la calle”.
“No obstante, el productor, de nombre Ralph, parecía no verlos. Me aseguró que Oliver Stone estaba muy interesado en nuestras entrevistas. Sólo espero que refleje con honestidad lo que le dijimos,” expresó, Leyva.
El encuentro de Stone con Osvaldo Payá, que tuvo lugar en el domicilio del disidente en la madrugada del miércoles, fue tenso. El Premio Sajarov y líder del llamado Proyecto Varela, que pide cambios políticos y económicos en la isla, afirma que el cineasta le propuso realizar un reportaje sobre él, pero todo indica que se ha visto presionado por la HBO a sumar otras voces a su película sobre Fidel Castro, Comandante.
Una de las primeras preguntas fue si el disidente tenía relaciones con James Cason, polémico jefe diplomático de Estados Unidos en La Habana y si éste le había regalado un fax. “Eso me irritó porque él se comunicó conmigo precisamente a través de la Oficina de Intereses de su país. Y me molesta la facilidad con la que los extranjeros incorporan la moral del gobierno cubano, para quien tener un fax o hablar con representantes extranjeros es un delito”, señaló Payá.
El famoso cineasta también quiso saber por qué este líder disidente no está preso.
“Sus preguntas tenían el tono de los fiscales. Le respondí que eso lo decide Castro y que podía estarlo en cualquier momento, pero que no me preocupa”, recuerda el líder demócrata cristiano.
“Filmaron la vivienda, y después conversamos durante 45 minutos. Enseguida noté que el director estaba muy desinformado de lo que pasa en Cuba y se lo dije. Pero le llamaba más la atención si Castro tenía una cana más en la barba o saber anécdotas de su vida amorosa, que los 11 millones de cubanos y los cientos de prisioneros políticos que están sufriendo en Cuba”.
“Fui yo quien insistí en hablar de la disidencia y de la superficialidad con que se mira esta isla, como si los cubanos hubiéramos nacido para ser el telón de fondo de una película, donde Castro es el actor principal y el único que interesa,” remarcó Payá.
“Nosotros no nacimos para adorar a Fidel, le dije, pero él parecía no escuchar. Sólo le interesaba hablar de Castro y del diferendo de Cuba con Estados Unidos”, agregó.
El equipo de Stone también entrevistó en La Habana a otros disidentes, entre ellos al representante de la Comisión cubana de Derechos Humanos, Elizardo Sánchez Santacruz, y a Vladimiro Roca, líder socialdemócrata.
Ningún funcionario cubano ha confirmado si Oliver Stone se vio con el Presidente cubano en esta ocasión, aunque Osvaldo Payá dijo haberse enterado de que así fue.